SALMO 37 (PRIMERA PARTE)
La sobre escritura de este salmo nos informa que su autor es David. Los 40 versículos que forman parte del salmo están ordenados en una especie de acróstico irregular. Por ahora vamos a considerar los primeros 7 versículos.
Salmo 37:1 dice: "No te impacientes a causa de los malignos, ni tengas envidia de los que hacen iniquidad."
No son pocas las ocasiones cuando nos hemos sentido impacientes y hasta envidiosos de la opulencia en la que viven muchos de los malignos. Hace poco fue desbaratada una banda de narcotraficantes en la ciudad de Quito, y la policía incautó bienes avaluados en millones de dólares. Esta gente tenía las mejores mansiones de la ciudad, las mejores fincas del país, las mejores joyas, las mejores piezas de arte, los mejores automóviles, cualquier cantidad de dinero en bancos, etc.
Al mirar este tipo de cosas, nuestra carne, o nuestra vieja naturaleza nos lleva a pensar que es injusto que personas que se esfuerzan por vivir vidas íntegras tengan que vivir con apenas lo justo para subsistir mientras que personas que pisotean todo principio moral vivan en total opulencia. Este es el tema que trata el pasaje bíblico leído. El salmista ordena a los justos a no impacientarse a causa de los malignos. Impacientarse denota la actitud de perder la tranquilidad. Es decir que el salmista dice a los justos que no pierdan su tranquilidad al mirar la prosperidad de los malignos. Por otro lado el salmista ordena a los justos a que no envidien a los que hacen iniquidad. Envidiar denota la tristeza por el bien ajeno. Es decir que los justos no deben sentirse tristes, porque fulano o mengano que es un reconocido malhechor vive forrado de dinero.
Luego el salmista nos explica las razones para estos mandatos.
Salmo 37:2 dice: "Porque como hierba serán pronto cortados, y como la hierba verde se secarán"
La razón es muy sencilla amigo oyente. Tiene que ver con que la opulencia de los malignos es pasajera, apenas durará los años de la vida en el mejor de los casos, y pronto, observe, pronto, serán cortados y se secarán así como se corta la hierba verde y pronto se seca. Qué triste es pensar que esta tierra es el único paraíso que los malignos van a tener en toda su existencia. Cuando salgan de esta tierra les espera una eternidad de castigo en fuego. Cuando uno mira al maligno bajo esta óptica, en lugar de envidia se despierta lástima y no será extraño que esta lástima nos conduzca a comunicar al maligno el mensaje de esperanza en Cristo Jesús.
En lugar de impacientarnos o envidiar a los malignos, el salmista ordena varias acciones que resultan en beneficio del que las cumple.
La primera acción la tenemos en Salmo 37: 3 dice: "Confía en Jehová, y haz el bien; y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad"
Lejos de caer en la tentación de imitar la conducta del maligno para ver si nosotros también prosperamos como él, los justos debemos confiar en Jehová. Esto no significa meramente un optimismo de que todo va a salir bien, sino una total convicción de que la opulencia del maligno es pasajera, porque pronto será cortado y se secará conforme a la palabra de Dios. Además de confiar en Jehová, debemos hacer el bien. Esto es confiar y actuar conforme a esa confianza. Las dos cosas deben estar siempre presentes. Como resultado de esta acción Dios promete que los justos habitarán la tierra y serán apacentados con la verdad.
Esto no significa que el cielo es en la tierra como afirman algunas sectas falsas. Lo que está diciendo el salmista es que confiar en Jehová y hacer el bien, resulta en ver hechas realidad lo que Dios ha prometido. Dios prometió a los israelitas la tierra que fluye leche y miel y algunos israelitas justos lo van a alcanzar. Esto acontecerá cuando el Señor venga por segunda vez a reinar sobre la tierra en lo que se conoce como el milenio.
Dios nos ha prometido a nosotros, los creyentes, el cielo y la confianza en Dios, que se evidencia por hacer el bien, nos tiene garantizado que un día moraremos con Dios en el cielo.
La segunda acción la tenemos en Salmo 37:4 donde dice: "Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón"
El maligno se deleita en su maldad y en el producto de su maldad. Pero el justo debe deleitarse en Jehová. Deleitarse significa encontrar satisfacción plena en algo. Si Ud. se deleita en algo que come es porque encuentra satisfacción plena en eso que está comiendo. Si Ud. se deleita en una obra de arte, es porque encuentra satisfacción plena en esa obra de arte. Deleitarse en Jehová significa encontrar satisfacción plena en la persona de Dios, no en lo que él hace, sino en lo que él es. Esto es algo que nosotros podemos lograrlo en la medida que le conozcamos como resultado de dejar que él nos hable por medio de su palabra y en la medida que le hablemos a él por medio de la oración.
Sin pasar tiempo a solas con él no podemos aprender a deleitarnos en él. Como consecuencia de deleitarnos en él, él nos concederá las peticiones de nuestro corazón. Un corazón que se deleita en Dios es un corazón que piensa como Dios piensa, ama lo que Dios ama y odia lo que Dios odia. Un corazón así no tendrá otra cosa en mente sino hacer la voluntad de Dios y será Dios mismo quien permita que esa persona vea cumplido su deseo.
La tercera acción la tenemos en Salmo 37:5-6 donde dice: "Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará. Exhibirá tu justicia como la luz, y tu derecho como el mediodía."
Si Ud. ha sido atacado injustamente o acusado falsamente o criticado injustamente, no se desespere. Haga lo que este texto ordena. Encomiende a Jehová su camino. Es decir ponga sobre Jehová ese asunto. Deje que Jehová se encargue de limpiar su nombre. Deje que Jehová luche por Ud. Confíe en él en el sentido de que Jehová tiene todo el poder para aclarar las cosas. No tome el asunto en su propia mano. Si lo hace, en lugar de arreglar el problema lo complicará más.
Como resultado, Jehová hará. ¿Qué es lo que hará? Pues hará que para todos quede claro que Ud. es inocente de todo lo que han dicho. Que Ud. ha sido atacado injustamente. Por eso dice el texto que Jehová se encargará de mostrar o exhibir la justicia suya como la luz, para que todos la puedan ver. Y Jehová se encargará de mostrar o exhibir el derecho suyo como el mediodía. La versión moderna de este texto dice que Jehová hará brillar tu rectitud y tu justicia como brilla el sol de mediodía. Jehová es experto en lavar los nombres de los que sin causa han sido acusados. Pero para eso se necesita encomendar a Jehová ese asunto.
La cuarta acción la tenemos en Salmo 37: 7 donde dice: "Guarda silencio ante Jehová, y espera en él. No te alteres con motivo del que prospera en su camino, por el hombre que hace maldades"
Esta quizá es la más difícil de las acciones, porque significa esperar en Jehová. Como humanos que somos, nos gusta que las cosas se hagan rápido. Pero el salmista nos exhorta a quedarnos quietos ante Jehová y esperar en él. Una vez que Ud. ha entregado a Dios un asunto, deje que Dios lo lleve por Ud. y Ud. quédese quieto, tranquilo, en calmada espera.
A veces jugamos con Dios. Por un momento le entregamos nuestros problemas y dejamos de preocuparnos por ellos, pero al siguiente momento quitamos de la mano de Dios esos problemas y comenzamos a preocuparnos. Si vamos a preocuparnos para qué entregar a Dios nuestros problemas, pero si vamos a entregar a Dios nuestros problemas, para qué preocuparnos. El salmista lo aplica a esto de impacientarse por la prosperidad de los malignos. Sí, eso es un problema, pero dejémoslo en la mano de Dios. El salmista dice por tanto: No te alteres. Si Ud. se halla acosado por problemas, aplique a su vida lo que este pasaje bíblico dice. Confíe en Jehová. Haga el bien. Deléitese en Jehová. Encomiende a Jehová sus problemas. Espere en Jehová. En consecuencia. Jehová hará. Jehová se encargará de sus problemas. Será en su tiempo y a su manera.