SALMO 22 (TERCERA PARTE)

Abramos nuestra Biblia en el salmo 22. Este es el salmo mesiánico más sobresaliente de todo el libro de Salmos. Un salmo mesiánico es aquel que en forma profética predice algún evento de la persona y obra del Señor Jesucristo. En el salmo 22 encontramos una enorme cantidad de profecía relativa a la pasión y muerte de Cristo. En lo que ya hemos avanzado en el estudio de este salmo, sabemos que el salmo tiene dos partes. La primera que va desde el primer versículo hasta el versículo 21 en la cual encontramos al salmista David expresando un triste lamento. Este triste lamento se debió a que el salmista estaba desamparado, desilusionado, desanimado y destrozado.

En el estudio bíblico de hoy, consideraremos la segunda parte del salmo, desde el versículo 22 hasta el final del salmo en la cual encontramos una alegre alabanza. La estructura misma del salmo es muy interesante de un triste lamento pasa bruscamente a una alegre alabanza. ¿Qué es lo que motivó tan repentino cambio? Bueno de eso se ocupa justamente el pasaje bíblico que vamos a estudiar.

Dice así: "Anunciaré tu nombre a mis hermanos; en medio de la congregación te alabaré. Los que teméis a Jehová, alabadle; glorificadle descendencia toda de Jacob, y temedle vosotros, descendencia toda de Israel"

Hasta el versículo anterior, David, el autor del salmo estaba en lo profundo del abismo. A renglón seguido, tenemos a David en la elevada cumbre. Allí está aclamando a Dios con alabanza. David está eufórico del gozo que había en su corazón. Desea testificar ante sus hermanos, ante sus con nacionales la grandeza de Dios. Desea alabar a Dios en medio de la congregación de Israel. Luego invita a que los que como él temen a Jehová se unan en la alabanza a Dios. Temer a Jehová no solamente denota tener miedo de él sino una actitud de reverencia que se manifiesta en obediencia incondicional a sus mandatos. Acto seguido invita a la descendencia de Jacob a glorificar a Dios. Esto significa hacer público los atributos que Dios tiene. Termina su alabanza con una exhortación a los israelitas para que teman a Jehová. Es decir para que tengan reverencia a Jehová y le obedezcan en todo lo que Jehová demande.

Luego de la alabanza expresada, viene la alabanza explicada. David nos va a explicar por qué está tan dispuesto a alabar a Dios.

Salmo 22:24 dice: "Porque no menospreció ni abominó la aflicción del afligido, ni de él escondió su rostro; sino que cuando clamó a él, le oyó"

La aflicción de un hijo de Dios es la aflicción de Dios. Por eso dice el texto que Jehová no menospreció la aflicción del afligido. Esto es por demás interesante. Cuando estamos en aflicción parece que a nadie le importa que estemos así. Puede ser que nuestra aflicción no importe a ningún ser humano, pero ciertamente importa y mucho a Jehová, porque él no menosprecia nuestras aflicciones. Jehová no esconde su rostro de la persona en aflicción. Todo lo contrario, cuando el afligido clamó a Jehová, Jehová oyó el clamor. Esto no necesariamente significa que Jehová libró de la aflicción tan pronto el afligido clamó, por que Jehová tiene su tiempo y la mayor parte de las veces su tiempo no coincide con nuestro tiempo. A nosotros nos gustaría que Jehová responda a nuestro clamor tan pronto como clamamos. Si usted está en aflicción, no piense que está sufriendo solo. Junto a usted está sufriendo Jehová y él está atento a su aflicción. Vale la pena clamar a Dios cuando estamos en aflicción.

Salmo 22:25-26 dice: "De ti será mi alabanza en la gran congregación; mis votos pagaré delante de los que le temen. Comerán los humildes y serán saciados; alabarán a Jehová los que le buscan; vivirá vuestro corazón para siempre"

Los humildes son despreciados y afligidos en el mundo. Pero no siempre será así. Está cercano el día cuando comerán los humildes y serán saciados. Por esto David estaba alabando a Dios en medio de la congregación. David también estaba dispuesto a pagar sus votos juntamente con los que temen a Jehová. Qué interesante lo que dice el salmista cuando afirma que alabarán a Jehová los que le buscan. Esta es una promesa para todos los que somos hijos de Dios. Después de un poco de aflicción en este mundo, nos espera una eternidad para alabar a Jehová. Por eso dice el salmista que vivirá vuestro corazón para siempre.

Salmo 22:27-29 dice: "Se acordarán, y se volverán a Jehová todos los confines de la tierra, y todas las familias de las naciones adorarán delante de ti. Porque de Jehová es el reino, y él regirá a las naciones. Comerán y adorarán todos los poderosos de la tierra; se postrarán delante de él todos los que descienden al polvo, aun el que no puede conservar la vida a su propia alma."

Hoy en día, al igual que en el pasado, la mayoría de la gente del mundo ignora voluntariamente a Jehová. Inclusive Jehová es despreciado en muchos círculos de este mundo. Pero no siempre será así. Está cercano el día cuando toda rodilla se doble delante de Jehová. Las naciones se volverán a él y Jehová reinará sobre ellas. Los poderosos de la tierra hallarán en él alguien a quien someterse con gozo. La Biblia muestra que todo lo que dice este pasaje bíblico se va a cumplir en el milenio, cuando Cristo gobierne sobre las naciones del mundo por mil años. En profecía, David estaba anunciando este tiempo y eso era motivo más que suficiente para alabar a Dios.

Salmo 22:30-31 dice: "La posteridad le servirá; esto será contado de Jehová hasta la postrera generación. Vendrán, y anunciarán su justicia; a pueblo no nacido aún, anunciarán que él hizo esto"

Los descendientes de David y todos su allegados servirán a Jehová. Los hechos maravillosos de Jehová serán contados a las generaciones futuras. Las generaciones futuras vendrán y anunciarán la justicia de Jehová, de esta manera, el pueblo no nacido aún se maravillará de lo que Jehová ha hecho. Vemos que David tenía mucha razón para alabar grandemente al Señor.

Ahora detengámonos un poco para reflexionar. Recordemos que el salmo 22 es un salmo mesiánico. La primera parte del salmo fue un triste lamento, allí se describe con caracteres indelebles la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo. Pero gracias a Dios que la muerte para Jesús fue solo una coma en el poema de su existencia. Después de muerto y sepultado, Jesús resucitó de entre los muertos. Este es el motivo para la gran alabanza que encontramos al final del salmo. Jesús se volvió a reunir con sus hermanos para alabar a Dios. Más tarde, Jesús fue ascendido a la gloria donde mira el rostro de su padre para siempre, sin embargo, Jesús está por venir por segunda vez a esta tierra. Todo va apuntando a ese gran evento. Cuando eso suceda, todo el mundo estará de rodillas ante él y él reinará sobre las naciones por mil años. Fabuloso, pero real.

En este salmo vimos un lamento seguido de alabanza. ¿Qué podemos aprender de esto desde un punto de vista práctico? Pues que la noche no dura para siempre, porque pronto viene el día. La tormenta no dura para siempre, porque pronto viene la calma. Igual es con usted. Puede ser que hoy mismo, usted se encuentre en el foco del huracán y como David esté expresando a Dios un triste lamento, pero ánimo, que el huracán no dura para siempre. Pronto viene la calma y cuando ello suceda, igual que David, usted también estará expresando a Dios su sentida alabanza.