SALMO 20
Si tiene una Biblia a la mano, le ruego que la abra en el Salmo 20. La sobre escritura de este salmo nos informa que ha sido escrito por David. El salmo 20 y el salmo 21 son como los dos lados de una misma moneda. El salmo 20 es un cántico de preparación antes de la batalla, mientras que el salmo 21 es un cántico de victoria después de la batalla. Con esta idea en mente examinemos el contenido del salmo 20. Lo que encontramos aquí es la participación del pueblo en el cántico de preparación para la batalla y la participación del rey en el cántico de preparación para la batalla.
Vayamos a lo primero.
Salmo 20: 1-5 dice: "Jehová te oiga en el día de conflicto; el nombre del Dios de Jacob te defienda. Te envíe ayuda desde el santuario, y desde Sión te sostenga. Haga memoria de todas tus ofrendas, y acepte tu holocausto. Te dé conforme al deseo de tu corazón, y cumpla todo tu consejo. Nosotros nos alegraremos en tu salvación, y alzaremos pendón en el nombre de nuestro Dios; conceda Jehová todas tus peticiones"
Para captar adecuadamente el sentido de este pasaje, es necesario que usted imaginariamente se traslade al campamento de Israel en los instantes previos a una batalla. Allí está David como rey, sus generales y sus soldados, todos listos para la batalla. Pero antes de marchar al combate, había una ceremonia en la cual se daban ánimo los unos a los otros. El primer turno era para el pueblo. El pueblo tenía que dar ánimo a su rey. Dirigiéndose al rey, el pueblo gritaba a una voz: Jehová te oiga en el día de conflicto; el nombre del Dios de Jacob te defienda. En los instantes de conflicto es cuando más necesitamos que Jehová nos escuche y no solo eso, sino que Jehová nos defienda. Esto es lo que deseaba el pueblo para su rey. Luego el pueblo proseguía diciendo: Jehová te envíe ayuda desde el santuario y desde Sión te sostenga. En aquella época, Dios moraba entre su pueblo en su santuario en Sión. El pueblo estaba diciendo a su rey que la ayuda no va iba a venir de ningún lado sino de Dios quien mora en su santuario en Sión. Dicho esto, el pueblo exhortaba a David a reflexionar que Dios iba a estar ayudándole porque David había ofrecido holocaustos y ofrendas a Dios. Esto garantizaría que Dios haga conforme al deseo del corazón de David y haría que Dios cumpla con todo lo que David había planificado para la batalla. El pueblo entonces estaría alegre por la salvación de su rey y levantaría banderas en el nombre de Jehová, anunciando a todos que la honra y la gloria por el triunfo es para Jehová. El pueblo terminaba diciendo a su rey: Conceda Jehová todas tus peticiones. Estoy seguro que cuando el rey escuchaba estos buenos deseos de su pueblo, su corazón se afirmaba más en Dios y todo su ser saboreaba de antemano la victoria. Bueno, usted seguramente no está aprestándose para una batalla al estilo de David en su tiempo. Pero ciertamente, cada día que pasa es posible que enfrentemos batallas en el plano espiritual, quizá contra el mismo Satanás o a lo mejor contra el mundo controlado por Satanás o contra nuestra vieja naturaleza que añora seguir sirviendo a Satanás. En todo caso, no estamos solos en la batalla. Como David, recurramos a la presencia de Dios para requerir de él toda la ayuda que necesitamos para no caer en combate.
Una vez que el pueblo había expresado sus buenos deseos para el rey, le correspondía al rey dirigirse al pueblo.
Salmo 20: 6-9 dice: "Ahora conozco que Jehová salva a su ungido; lo oirá desde sus santos cielos con la potencia salvadora de su diestra. Estos confían en carros, y aquellos en caballos; mas nosotros en el nombre de Jehová nuestro Dios tendremos memoria. Ellos flaquean y caen, mas nosotros nos levantamos, y estamos en pie. Salva, Jehová; que el rey nos oiga en el día que lo invoquemos."
Esta intervención de David delante de su pueblo está cargada de significado y es apropiada para el instante previo al combate. David comienza diciendo que está seguro que Jehová le salvará de las garras del enemigo. David se veía a sí mismo como un ungido de Jehová y descansaba en el hecho que Jehová salva a sus ungidos. Ud. y yo, si somos creyentes, también somos ungidos de Jehová y por tanto debemos estar seguros que Jehová nos salvará de las garras de nuestros enemigos. El oído de Jehová está atento al clamor de sus ungidos. En lugar de preocuparnos cuando enfrentamos momentos difíciles debemos entrar a la presencia de Dios para obtener la plena certeza de que Jehová va a pelear por nosotros. Interesante como veía David a Jehová. Dice que Jehová estaba con la potencia salvadora de su diestra. Esto nos indica que Jehová estaba en posición de combate, listo para el ataque en defensa de su ungido. Inmediatamente después, David nos presenta dos opciones para enfrentar la batalla y los correspondientes resultados. La una opción es confiar en los carros de combate y en los caballos de guerra. La otra opción es confiar en el nombre de Jehová. La primera opción ilustra el enfrentar batallas en nuestra propia fuerza. Es cuando usted o yo pensamos que somos más inteligentes que Dios y manejamos nuestra vida como nosotros pensamos que es lo correcto. Quizá la intención haya sido buena, pero el problema es que según la Biblia, el corazón del hombre es engañoso y perverso y por tanto no existe mucha garantía de éxito. Dice la palabra de Dios en Jeremías 17:5: "Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová." Es algo muy serio confiar en el hombre, no importa si somos nosotros mismos o cualquier otra persona. El resultado será siempre desastroso. Pero mire el contraste en el mismo libro de Jeremías, capítulo 17 versículo 7 "Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová"
¿Ve Ud. la diferencia? ¿Qué le gustaría ser Maldito o bendito? Pues si desea dejar de ser maldito, deje de confiar en las personas o en las cosas y comience a confiar en Dios. Los enemigos de David confiaban en sus carros de guerra y en sus caballos de combate y David sabía que para ellos no había esperanza porque habían dejado a un lado a Jehová. Por su lado, David, aunque tenía buenos carros de guerra y muchos caballos de combate, sin embargo su confianza no estaba en nada de esto sino solo en la persona de Jehová. Por eso dice que él y su ejército hará memoria del nombre de Jehová. Cada opción tiene su resultado. Los enemigos de David confiaron en sus carros y en sus caballos y dice el texto que flaquearon y cayeron. Esto es una forma de decir que sufrieron total derrota. Mientras que David y sus hombres, se levantaron y estuvieron en pie, en otras palabras resultaron vencedores en la contienda. Igual es hoy en día con usted y conmigo. Confíe usted en su dinero, en su educación, en sus relaciones con personas, en su aspecto físico, etc. o confíe en lo que otros pueden hacer por usted y le aseguro que como los enemigos de David flaqueará y caerá. Si no ha caído aún es solo cuestión de tiempo. Por tanto yo le exhorto a que lo antes posible confiese a Dios su pecado de haber puesto su confianza en el hombre y comience a confiar en Dios. De seguro que Dios no permitirá que usted flaquee y caiga sino que como David se levantará y estará siempre en pie.
David termina su intervención exaltando a Jehová. Salva Jehová dice y luego añade que el Rey nos oiga en el día que lo invoquemos. David mismo era el rey, pero sobre él estaba el Rey con mayúscula, Jehová de los ejércitos y es él quien va a responder cuando se le invoque. Hermoso salmo, verdad?. Cada vez que Ud. enfrente momentos difíciles en su vida. Cada vez que presagie guerra espiritual, medite en este salmo y estoy seguro que Ud. va a salir bien librado.