SALMO 5

Se ha dicho con mucha razón que el ser humano es un ser de hábitos. Mucho de lo que hacemos se debe a algún hábito adquirido en algún momento de nuestras vidas. Los hábitos pueden ser malignos o benignos, dependiendo de si alimentan a nuestra carne o a nuestro espíritu. Hoy vamos a hablar de un hábito benigno. El hábito de la oración matutina. Muchos piensan que el hábito de la oración matutina es para los fanáticos o para los que no tienen algo más interesante que hacer o para los desocupados. Pero el rey David no era ni un fanático ni un desocupado, y sin embargo tenía el buen hábito de pasar un tiempo a solas con Dios en oración matutina.

Dicho esto, abramos nuestra Biblia en el Salmo 5. Así como en el salmo anterior, este salmo también tiene una sobre escritura o título.

Dice así: Al músico principal; sobre Nehilot. Salmo de David.

Aquí tenemos una nueva instrucción al músico principal o al director de música. Este salmo debía cantarse sobre Nehilot. El significado de la palabra Nehilot es incierto. Para muchos es el nombre de una melodía, para otros es el nombre de un instrumento musical, probablemente la flauta. La palabra Nehilot aparece una sola vez en el libro de Salmos, aquí en el Salmo 5. Según el título del salmo su autor es el rey David. El Salmo 5 es en esencia la oración diaria y matutina de David y en ella se manifiesta la actitud de Dios hacia los justos y hacia los impíos.

Salmo 5:1-3 dice así: "Escucha, oh Jehová, mis palabras; considera mi gemir. Está atento a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío, porque a ti oraré. Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré delante de ti, y esperaré."

Notamos que la oración de David está dirigida a Jehová. David tenía tanto respeto y reverencia a Jehová que lo trata como: Rey mío y Dios mío. Recuerde que David también era un rey, más aún, el rey más poderoso de su época, pero esa característica no fue motivo para que David tenga un concepto de sí mismo más alto que el que debía tener. David reconoce que aunque él es rey, con minúscula, sobre él está el Rey con mayúscula, Jehová de los ejércitos. Para ejercer autoridad primero hay que aprender a estar bajo autoridad. David estaba bajo la autoridad de Dios. Pero note también la forma muy íntima que David trata a Dios. Rey mío y Dios mío. Entre David y Dios había una relación tan estrecha que David era de Dios y Dios era de David. Todo esto se puede aplicar a Ud. y a mi. Si Ud. ha recibido a Cristo como su Salvador, Ud. también es de Dios y Dios es de Ud.

También notamos que cuando, David oraba no se conformaba con decir a Dios palabras memorizadas o palabras sin sentido. El pasaje leído dice que David oraba a Dios con palabras, también oraba a Dios con gemidos y también clamaba a Dios en oración. Estas son tres formas de oración. La oración en palabras significa hablar con él como cuando Ud. habla a un amigo. La oración con gemidos, no tiene nada que ver con un balbuceo en estado de éxtasis, sino con meditar profundamente en lo que estamos diciendo a Dios. Algunas traducciones de la Biblia dicen: considera mi meditación. Clamar a Dios en oración significa derramar lágrimas o llorar gritando, en la presencia de Dios. Ciertamente que la oración de David no era superficial como lo es la nuestra en muchas ocasiones.

También vemos en este pasaje el momento del día cuando oraba David. Oh, Jehová dice David, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré delante de ti, y esperaré. Como rey, David debe haber sido una persona muy ocupada. Pero a pesar de ello, según su propio testimonio, se levantaba de mañana para hacer oír su voz delante de Dios. La mañana parece ser el mejor momento para ir ante Dios en oración. En la mañana, el intelecto está más despierto y el espíritu más dispuesto. A medida que transcurre el día, los afanes de la vida van mermando nuestra capacidad de percibir las cosas espirituales. Al final del día estaremos tan gastados física y emocionalmente que se hace difícil concentrarse para orar.

Se dice que Martín Lutero acostumbraba orar dos horas todos los días antes de iniciar sus actividades. Pero algunos días que iban a ser particularmente llenos de actividad, en lugar de orar menos, Martín Lutero oraba más. Cuando le preguntaron el por qué, Lutero había respondido: Dos horas de oración me alcanza para lo que hago en un día normal de actividades,pero tres horas son necesarias cuando el día va a estar más cargado de actividades. No es sorpresa lo que Dios hizo por medio de este hombre.

Hemos dado un vistazo a la costumbre de oración de David. Ahora echemos un vistazo al contenido de la oración de David. En esto encontramos un relato de la actitud de Dios hacia los justos y hacia los impíos.

Salmo 5:4 dice: "Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad; El malo no habitará junto a ti".

Dios es santo y aborrece la maldad. El malo no tiene la más mínima esperanza de morar junto a Dios. Para habitar junto a Dios tenemos que dejar de ser malos. La única forma de lograrlo es por medio de nacer de nuevo a través de recibir a Cristo como Salvador.

Otros versículos que nos hablan sobre la actitud de Dios hacia los justos son el 7 y 8 donde dice. "Mas yo por la abundancia de tu misericordia entraré en tu casa; adoraré hacia tu santo templo en tu temor. Guíame, Jehová, en tu justicia, a causa de mis enemigos; endereza delante de mí tu camino"

Dios tiene un trato preferencial para los justos. Los justos pueden entrar a la casa de Dios, al trono mismo de su gracia y adorar a Dios. Espiritualmente hablando, David se veía como el sumo sacerdote, entrando al lugar santísimo del tabernáculo. Debido a que David no era el sumo sacerdote, no podía en la práctica entrar al lugar santísimo del tabernáculo, pero por la gracia de Dios lo hacía espiritualmente cada mañana. Allí en la presencia de Dios, David podía ser guiado con justicia para burlar el ataque de sus enemigos y podía entender el camino sobre el cual Dios quería que anduviera.

Veamos lo que dice los versículos 5 y 6. "Los insensatos no estarán delante de tus ojos; aborreces a todos los que hacen iniquidad. Destruirás a los que hablan mentira; al hombre sanguinario y engañador abominará Jehová."

Por contraste, los impíos no pueden estar a la vista de Dios. Dios aborrece a los que practican el pecado. Dios destruirá a los que practican la mentira. Dios abomina a los que derraman sangre y engañan. Con Dios no se puede jugar. Si no fuera por la misericordia de Dios todos seríamos destruidos. Pero gracias a Dios que nos ha dado una oportunidad para dejar de ser impíos y llegar a ser justos al confiar en el sacrificio de Cristo nuestro Salvador.

Siguiendo con la actitud de Dios hacia los impíos, tenemos los versículos 9 y 10 donde dice: "Porque en la boca de ellos no hay sinceridad; sus entrañas son maldad, sepulcro abierto es su garganta, con su lengua hablan lisonjas. Castígalos oh Dios; caigan por sus mismos consejos; por la multitud de sus transgresiones échalos fuera, porque se rebelaron contra ti."

Aquí tenemos un cuadro vívido de la total depravación del hombre. Este pasaje es utilizado en el Nuevo Testamento para mostrar la absoluta depravación del ser humano. El ser humano es hipócrita por naturaleza. Aparenta lo que no es. Su misma esencia es maldad. Su boca proclama lo que produce su entenebrecido entendimiento. Su lengua está presta para lastimar, para herir, para lisonjear. Ante este cuadro, el salmista pronuncia un juicio imprecatorio. Es decir que está abogando por el castigo de los impíos. Esto es típico en el libro de los Salmos.

Hemos echado un vistazo a la costumbre de oración de David y al contenido de la oración de David.

Salmo 5:11-12 dice: "Pero alégrense todos los que en ti confían; den voces de júbilo para siempre, porque tú los defiendes; en ti se regocijen los que aman tu nombre, Porque tú, oh Jehová, bendecirás al justo; como con un escudo lo rodearás de tu favor."

David reclamó castigo para el impío, pero para el justo es todo lo contrario. Los que confían en Dios vivirán en alegría. Los que aman a Dios hallan su gozo en él. Los justos recibirán bendición de Jehová. Los justos serán rodeados del favor de Jehová para que el enemigo no los pueda lastimar.

Finalmente, permítame hacerle esta pregunta. ¿Cómo está su vida de oración? ¿Se presentó delante de Dios en oración esta mañana? David lo hacía. Jesús lo hacía, Martín Lutero lo hacía. ¿Y Ud.?.