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Capítulo 1
Muerte de Ocozías
1:1 Después de la muerte de Acab, se rebeló Moab contra
Israel.
1:2 Y Ocozías cayó por la ventana de una sala de la casa
que tenía en Samaria; y estando enfermo, envió mensajeros,
y les dijo: Id y consultad a Baal-zebub dios de Ecrón, si he de
sanar de esta mi enfermedad.
1:3 Entonces el ángel de Jehová habló a Elías
tisbita, diciendo: Levántate, y sube a encontrarte con los mensajeros
del rey de Samaria, y diles: ¿No hay Dios en Israel, que vais a
consultar a Baal-zebub dios de Ecrón?
1:4 Por tanto, así ha dicho Jehová: Del lecho en que
estás no te levantarás, sino que ciertamente morirás.
Y Elías se fue.
1:5 Cuando los mensajeros se volvieron al rey, él les dijo:
¿Por qué os habéis vuelto?
1:6 Ellos le respondieron: Encontramos a un varón que nos dijo:
Id, y volveos al rey que os envió, y decidle: Así ha dicho
Jehová: ¿No hay Dios en Israel, que tú envías
a consultar a Baal-zebub dios de Ecrón? Por tanto, del lecho en
que estás no te levantarás; de cierto morirás.
1:7 Entonces él les dijo: ¿Cómo era aquel varón
que encontrasteis, y os dijo tales palabras?
1:8 Y ellos le respondieron: Un varón que tenía vestido
de pelo, y ceñía sus lomos con un cinturón de cuero.
Entonces él dijo: Es Elías tisbita.
1:9 Luego envió a él un capitán de cincuenta con
sus cincuenta, el cual subió a donde él estaba; y he aquí
que él estaba sentado en la cumbre del monte. Y el capitán
le dijo: Varón de Dios, el rey ha dicho que desciendas.
1:10 Y Elías respondió y dijo al capitán de cincuenta:
Si yo soy varón de Dios, descienda fuego del cielo, y consúmate
con tus cincuenta.
Y descendió fuego del cielo, que lo consumió a él
y a sus cincuenta.
1:11 Volvió el rey a enviar a él otro capitán
de cincuenta con sus cincuenta; y le habló y dijo: Varón
de Dios, el rey ha dicho así: Desciende pronto.
1:12 Y le respondió Elías y dijo: Si yo soy varón
de Dios, descienda fuego del cielo, y consúmate con tus cincuenta.
Y descendió fuego del cielo, y lo consumió a él y
a sus cincuenta.
1:13 Volvió a enviar al tercer capitán de cincuenta con
sus cincuenta; y subiendo aquel tercer capitán de cincuenta, se
puso de rodillas delante de Elías y le rogó, diciendo: Varón
de Dios, te ruego que sea de valor delante de tus ojos mi vida, y la vida
de estos tus cincuenta siervos.
1:14 He aquí ha descendido fuego del cielo, y ha consumido a
los dos primeros capitanes de cincuenta con sus cincuenta; sea estimada
ahora mi vida delante de tus ojos.
1:15 Entonces el ángel de Jehová dijo a Elías:
Desciende con él; no tengas miedo de él. Y él se levantó,
y descendió con él al rey.
1:16 Y le dijo: Así ha dicho Jehová: Por cuanto enviaste
mensajeros a consultar a Baal-zebub dios de Ecrón, ¿no hay
Dios en Israel para consultar en su palabra? No te levantarás, por
tanto, del lecho en que estás, sino que de cierto morirás.
1:17 Y murió conforme a la palabra de Jehová, que había
hablado Elías. Reinó en su lugar Joram, en el segundo año
de Joram hijo de Josafat, rey de Judá; porque Ocozías no
tenía hijo.
1:18 Los demás hechos de Ocozías, ¿no están
escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?
Capítulo 2
Eliseo sucede a Elías
2:1 Aconteció que cuando quiso Jehová alzar a Elías
en un torbellino al cielo, Elías venía con Eliseo de Gilgal.
2:2 Y dijo Elías a Eliseo: Quédate ahora aquí,
porque Jehová me ha enviado a Bet-el. Y Eliseo dijo: Vive Jehová,
y vive tu alma, que no te dejaré. Descendieron, pues, a Bet-el.
2:3 Y saliendo a Eliseo los hijos de los profetas que estaban en Bet-el,
le dijeron: ¿Sabes que Jehová te quitará hoy a tu
señor de sobre ti? Y él dijo: Sí, yo lo sé;
callad.
2:4 Y Elías le volvió a decir: Eliseo, quédate
aquí ahora, porque Jehová me ha enviado a Jericó.
Y él dijo: Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré.
Vinieron, pues, a Jericó.
2:5 Y se acercaron a Eliseo los hijos de los profetas que estaban en
Jericó, y le dijeron: ¿Sabes que Jehová te quitará
hoy a tu señor de sobre ti? El respondió: Sí, yo lo
sé; callad.
2:6 Y Elías le dijo: Te ruego que te quedes aquí, porque
Jehová me ha enviado al Jordán. Y él dijo: Vive Jehová,
y vive tu alma, que no te dejaré. Fueron, pues, ambos.
2:7 Y vinieron cincuenta varones de los hijos de los profetas, y se
pararon delante a lo lejos; y ellos dos se pararon junto al Jordán.
2:8 Tomando entonces Elías su manto, lo dobló, y golpeó
las aguas, las cuales se apartaron a uno y a otro lado, y pasaron ambos
por lo seco.
2:9 Cuando habían pasado, Elías dijo a Eliseo: Pide lo
que quieras que haga por ti, antes que yo sea quitado de ti. Y dijo Eliseo:
Te ruego que una doble porción
de tu espíritu sea sobre mí.
2:10 El le dijo: Cosa difícil has pedido. Si me vieres cuando
fuere quitado de ti, te será hecho así; mas si no, no.
2:11 Y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí
un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos; y Elías
subió al cielo en un torbellino.
2:12 Viéndolo Eliseo, clamaba: ¡Padre mío, padre
mío, carro de Israel y su gente de a caballo!
Y nunca más le vio; y tomando sus vestidos, los rompió en
dos partes.
2:13 Alzó luego el manto de Elías que se le había
caído, y volvió, y se paró a la orilla del Jordán.
2:14 Y tomando el manto de Elías que se le había caído,
golpeó las aguas, y dijo: ¿Dónde está Jehová,
el Dios de Elías? Y así que hubo golpeado del mismo modo
las aguas, se apartaron a uno y a otro lado, y pasó Eliseo.
2:15 Viéndole los hijos de los profetas que estaban en Jericó
al otro lado, dijeron: El espíritu de Elías reposó
sobre Eliseo. Y vinieron a recibirle, y se postraron delante de él.
2:16 Y dijeron: He aquí hay con tus siervos cincuenta varones
fuertes; vayan ahora y busquen a tu señor; quizá lo ha levantado
el Espíritu de Jehová, y lo ha echado en algún monte
o en algún valle. Y él les dijo: No enviéis.
2:17 Mas ellos le importunaron, hasta que avergonzándose dijo:
Enviad. Entonces ellos enviaron cincuenta hombres, los cuales lo buscaron
tres días, mas no lo hallaron.
2:18 Y cuando volvieron a Eliseo, que se había quedado en Jericó,
él les dijo: ¿No os dije yo que no fueseis?
2:19 Y los hombres de la ciudad dijeron a Eliseo: He aquí, el
lugar en donde está colocada esta ciudad es bueno, como mi señor
ve; mas las aguas son malas, y la tierra es estéril.
2:20 Entonces él dijo: Traedme una vasija nueva, y poned en
ella sal. Y se la trajeron.
2:21 Y saliendo él a los manantiales de las aguas, echó
dentro la sal, y dijo: Así ha dicho Jehová: Yo sané
estas aguas, y no habrá más en ellas muerte ni enfermedad.
2:22 Y fueron sanas las aguas hasta hoy, conforme a la palabra que
habló Eliseo.
2:23 Después subió de allí a Bet-el; y subiendo
por el camino, salieron unos muchachos de la ciudad, y se burlaban de él,
diciendo: ¡Calvo, sube! ¡calvo, sube!
2:24 Y mirando él atrás, los vio, y los maldijo en el
nombre de Jehová. Y salieron dos osos del monte, y despedazaron
de ellos a cuarenta y dos muchachos.
2:25 De allí fue al monte Carmelo, y de allí volvió
a Samaria.
Capítulo 3
Reinado de Joram de Israel
3:1 Joram hijo de Acab comenzó a reinar en Samaria sobre Israel
el año dieciocho de Josafat rey de Judá; y reinó doce
años.
3:2 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, aunque no como su
padre y su madre; porque quitó las estatuas de Baal que su padre
había hecho.
3:3 Pero se entregó a los pecados de Jeroboam hijo de Nabat,
que hizo pecar a Israel, y no se apartó de ellos.
Eliseo predice la victoria sobre Moab
3:4 Entonces Mesa rey de Moab era propietario de ganados, y pagaba al
rey de Israel cien mil corderos y cien mil carneros con sus vellones.
3:5 Pero muerto Acab, el rey de Moab se rebeló contra el rey
de Israel.
3:6 Salió entonces de Samaria el rey Joram, y pasó revista
a todo Israel.
3:7 Y fue y envió a decir a Josafat rey de Judá: El rey
de Moab se ha rebelado contra mí: ¿irás tú
conmigo a la guerra contra Moab? Y él respondió: Iré,
porque yo soy como tú; mi pueblo como tu pueblo, y mis caballos
como los tuyos.
3:8 Y dijo: ¿Por qué camino iremos? Y él respondió:
Por el camino del desierto de Edom.
3:9 Salieron, pues, el rey de Israel, el rey de Judá, y el rey
de Edom; y como anduvieron rodeando por el desierto siete días de
camino, les faltó agua para el ejército, y para las bestias
que los seguían.
3:10 Entonces el rey de Israel dijo: ¡Ah! que ha llamado Jehová
a estos tres reyes para entregarlos en manos de los moabitas.
3:11 Mas Josafat dijo: ¿No hay aquí profeta de Jehová,
para que consultemos a Jehová por medio de él? Y uno de los
siervos del rey de Israel respondió y dijo: Aquí está
Eliseo hijo de Safat, que servía a Elías.
3:12 Y Josafat dijo: Este tendrá palabra de Jehová. Y
descendieron a él el rey de Israel, y Josafat, y el rey de Edom.
3:13 Entonces Eliseo dijo al rey de Israel: ¿Qué tengo
yo contigo? Ve a los profetas de tu padre, y a los profetas de tu madre.
Y el rey de Israel le respondió: No; porque Jehová ha reunido
a estos tres reyes para entregarlos en manos de los moabitas.
3:14 Y Eliseo dijo: Vive Jehová de los ejércitos, en
cuya presencia estoy, que si no tuviese respeto al rostro de Josafat rey
de Judá, no te mirara a ti, ni te viera.
3:15 Mas ahora traedme un tañedor. Y mientras el tañedor
tocaba, la mano de Jehová vino sobre Eliseo,
3:16 quien dijo: Así ha dicho Jehová: Haced en este valle
muchos estanques.
3:17 Porque Jehová ha dicho así: No veréis viento,
ni veréis lluvia; pero este valle será lleno de agua, y beberéis
vosotros, y vuestras bestias y vuestros ganados.
3:18 Y esto es cosa ligera en los ojos de Jehová; entregará
también a los moabitas en vuestras manos.
3:19 Y destruiréis toda ciudad fortificada y toda villa hermosa,
y talaréis todo buen árbol, cegaréis todas las fuentes
de aguas, y destruiréis con piedras toda tierra fértil.
3:20 Aconteció, pues, que por la mañana, cuando se ofrece
el sacrificio, he aquí vinieron aguas por el camino de Edom, y la
tierra se llenó de aguas.
3:21 Cuanto todos los de Moab oyeron que los reyes subían a
pelear contra ellos, se juntaron desde los que apenas podían ceñir
armadura en adelante, y se pusieron en la frontera.
3:22 Cuando se levantaron por la mañana, y brilló el
sol sobre las aguas, vieron los de Moab desde lejos las aguas rojas como
sangre;
3:23 y dijeron: ¡Esto es sangre de espada! Los reyes se han vuelto
uno contra otro, y cada uno ha dado muerte a su compañero. Ahora,
pues, ¡Moab, al botín!
3:24 Pero cuando llegaron al campamento de Israel, se levantaron los
israelitas y atacaron a los de Moab, los cuales huyeron de delante de ellos;
pero los persiguieron matando a los de Moab.
3:25 Y asolaron las ciudades, y en todas las tierras fértiles
echó cada uno su piedra, y las llenaron; cegaron también
todas las fuentes de las aguas, y derribaron todos los buenos árboles;
hasta que en Kir-hareset solamente dejaron piedras, porque los honderos
la rodearon y la destruyeron.
3:26 Y cuando el rey de Moab vio que era vencido en la batalla, tomó
consigo setecientos hombres que manejaban espada, para atacar al rey de
Edom; mas no pudieron.
3:27 Entonces arrebató a su primogénito que había
de reinar en su lugar, y lo sacrificó en holocausto sobre el muro.
Y hubo grande enojo contra Israel; y se apartaron de él, y se volvieron
a su tierra.
Capítulo 4
El aceite de la viuda
4:1 Una mujer, de las mujeres de los hijos de los profetas, clamó
a Eliseo, diciendo: Tu siervo mi marido ha muerto; y tú sabes que
tu siervo era temeroso de Jehová; y ha venido el acreedor para tomarse
dos hijos míos por siervos.
4:2 Y Eliseo le dijo: ¿Qué te haré yo? Declárame
qué tienes en casa. Y ella dijo: Tu sierva ninguna cosa tiene en
casa, sino una vasija de aceite.
4:3 El le dijo: Ve y pide para ti vasijas prestadas de todos tus vecinos,
vasijas vacías, no pocas.
4:4 Entra luego, y enciérrate tú y tus hijos; y echa
en todas las vasijas, y cuando una esté llena, ponla aparte.
4:5 Y se fue la mujer, y cerró la puerta encerrándose
ella y sus hijos; y ellos le traían las vasijas, y ella echaba del
aceite.
4:6 Cuando las vasijas estuvieron llenas, dijo a un hijo suyo: Tráeme
aún otras vasijas. Y él dijo: No hay más vasijas.
Entonces cesó el aceite.
4:7 Vino ella luego, y lo contó al varón de Dios, el
cual dijo: Ve y vende el aceite, y paga a tus acreedores; y tú y
tus hijos vivid de lo que quede.
Eliseo y la sunamita
4:8 Aconteció también que un día pasaba Eliseo
por Sunem; y había allí una mujer importante, que le invitaba
insistentemente a que comiese; y cuando él pasaba por allí,
venía a la casa de ella a comer.
4:9 Y ella dijo a su marido: He aquí ahora, yo entiendo que
éste que siempre pasa por nuestra casa, es varón santo de
Dios.
4:10 Yo te ruego que hagamos un pequeño aposento de paredes,
y pongamos allí cama, mesa, silla y candelero, para que cuando él
viniere a nosotros, se quede en él.
4:11 Y aconteció que un día vino él por allí,
y se quedó en aquel aposento, y allí durmió.
4:12 Entonces dijo a Giezi su criado: Llama a esta sunamita. Y cuando
la llamó, vino ella delante de él.
4:13 Dijo él entonces a Giezi: Dile: He aquí tú
has estado solícita por nosotros con todo este esmero; ¿qué
quieres que haga por ti? ¿Necesitas que hable por ti al rey, o al
general del ejército? Y ella respondió: Yo habito en medio
de mi pueblo.
4:14 Y él dijo: ¿Qué, pues, haremos por ella?
Y Giezi respondió: He aquí que ella no tiene hijo, y su marido
es viejo.
4:15 Dijo entonces: Llámala. Y él la llamó, y
ella se paró a la puerta.
4:16 Y él le dijo: El año que viene, por este tiempo,
abrazarás un hijo. Y ella dijo: No, señor mío, varón
de Dios, no hagas burla de tu sierva.
4:17 Mas la mujer concibió, y dio a luz un hijo el año
siguiente, en el tiempo que Eliseo le había dicho.
4:18 Y el niño creció. Pero aconteció un día,
que vino a su padre, que estaba con los segadores;
4:19 y dijo a su padre: ¡Ay, mi cabeza, mi cabeza! Y el padre
dijo a un criado: Llévalo a su madre.
4:20 Y habiéndole él tomado y traído a su madre,
estuvo sentado en sus rodillas hasta el mediodía, y murió.
4:21 Ella entonces subió, y lo puso sobre la cama del varón
de Dios, y cerrando la puerta, se salió.
4:22 Llamando luego a su marido, le dijo: Te ruego que envíes
conmigo a alguno de los criados y una de las asnas, para que yo vaya corriendo
al varón de Dios, y regrese.
4:23 El dijo: ¿Para qué vas a verle hoy? No es nueva
luna, ni día de reposo. Y ella respondió: Paz.
4:24 Después hizo enalbardar el asna, y dijo al criado: Guía
y anda; y no me hagas detener en el camino, sino cuando yo te lo dijere.
4:25 Partió, pues, y vino al varón de Dios, al monte
Carmelo. Y cuando el varón de Dios la vio de lejos, dijo a su criado
Giezi: He aquí la sunamita.
4:26 Te ruego que vayas ahora corriendo a recibirla, y le digas: ¿Te
va bien a ti? ¿Le va bien a tu marido, y a tu hijo? Y ella dijo:
Bien.
4:27 Luego que llegó a donde estaba el varón de Dios
en el monte, se asió de sus pies. Y se acercó Giezi para
quitarla; pero el varón de Dios le dijo: Déjala, porque su
alma está en amargura, y Jehová me ha encubierto el motivo,
y no me lo ha revelado.
4:28 Y ella dijo: ¿Pedí yo hijo a mi señor? ¿No
dije yo que no te burlases de mí?
4:29 Entonces dijo él a Giezi: Ciñe tus lomos, y toma
mi báculo en tu mano, y ve; si alguno te encontrare, no lo saludes,
y si alguno te saludare, no le respondas; y pondrás mi báculo
sobre el rostro del niño.
4:30 Y dijo la madre del niño: Vive Jehová, y vive tu
alma, que no te dejaré.
4:31 El entonces se levantó y la siguió. Y Giezi había
ido delante de ellos, y había puesto el báculo sobre el rostro
del niño; pero no tenía voz ni sentido, y así se había
vuelto para encontrar a Eliseo, y se lo declaró, diciendo: El niño
no despierta.
4:32 Y venido Eliseo a la casa, he aquí que el niño estaba
muerto tendido sobre su cama.
4:33 Entrando él entonces, cerró la puerta tras ambos,
y oró a Jehová.
4:34 Después subió y se tendió sobre el niño,
poniendo su boca sobre la boca de él, y sus ojos sobre sus ojos,
y sus manos sobre las manos suyas; así se tendió sobre él,
y el cuerpo del niño entró en calor.
4:35 Volviéndose luego, se paseó por la casa a una y
otra parte, y después subió, y se tendió sobre él
nuevamente, y el niño estornudó siete veces, y abrió
sus ojos.
4:36 Entonces llamó él a Giezi, y le dijo: Llama a esta
sunamita. Y él la llamó. Y entrando ella, él le dijo:
Toma tu hijo.
4:37 Y así que ella entró, se echó a sus pies,
y se inclinó a tierra; y después tomó a su hijo, y
salió.
Milagros en beneficio de los profetas
4:38 Eliseo volvió a Gilgal cuando había una grande hambre
en la tierra. Y los hijos de los profetas estaban con él, por lo
que dijo a su criado: Pon una olla grande, y haz potaje para los hijos
de los profetas.
4:39 Y salió uno al campo a recoger hierbas, y halló
una como parra montés, y de ella llenó su falda de calabazas
silvestres; y volvió, y las cortó en la olla del potaje,
pues no sabía lo que era.
4:40 Después sirvió para que comieran los hombres; pero
sucedió que comiendo ellos de aquel guisado, gritaron diciendo:
¡Varón de Dios, hay muerte en esa olla! Y no lo pudieron comer.
4:41 El entonces dijo: Traed harina. Y la esparció en la olla,
y dijo: Da de comer a la gente. Y no hubo más mal en la olla.
4:42 Vino entonces un hombre de Baal-salisa, el cual trajo al varón
de Dios panes de primicias, veinte panes de cebada, y trigo nuevo en su
espiga. Y él dijo: Da a la gente para que coma.
4:43 Y respondió su sirviente: ¿Cómo pondré
esto delante de cien hombres? Pero él volvió a decir: Da
a la gente para que coma, porque así ha dicho Jehová: Comerán,
y sobrará.
4:44 Entonces lo puso delante de ellos, y comieron, y les sobró,
conforme a la palabra de Jehová.
Capítulo 5
Eliseo y Naamán
5:1 Naamán,
general del ejército del rey de Siria, era varón grande delante
de su señor, y lo tenía en alta estima, porque por medio
de él había dado Jehová salvación a Siria.
Era este hombre valeroso en extremo, pero leproso.
5:2 Y de Siria habían salido bandas armadas, y habían
llevado cautiva de la tierra de Israel a una muchacha, la cual servía
a la mujer de Naamán.
5:3 Esta dijo a su señora: Si rogase mi señor al profeta
que está en Samaria, él lo sanaría de su lepra.
5:4 Entrando Naamán a su señor, le relató diciendo:
Así y así ha dicho una muchacha que es de la tierra de Israel.
5:5 Y le dijo el rey de Siria: Anda, ve, y yo enviaré cartas
al rey de Israel. Salió, pues, él, llevando consigo diez
talentos de plata,
y seis mil piezas de oro, y diez mudas de vestidos.
5:6 Tomó también cartas para el rey de Israel, que decían
así: Cuando lleguen a ti estas cartas, sabe por ellas que yo envío
a ti mi siervo Naamán, para que lo sanes de su lepra.
5:7 Luego que el rey de Israel leyó las cartas, rasgó
sus vestidos, y dijo: ¿Soy yo Dios, que mate y dé vida, para
que éste envíe a mí a que sane un hombre de su lepra?
Considerad ahora, y ved cómo busca ocasión contra mí.
5:8 Cuando Eliseo el varón de Dios oyó que el rey de
Israel había rasgado sus vestidos, envió a decir al rey:
¿Por qué has rasgado tus vestidos? Venga ahora a mí,
y sabrá que hay profeta en Israel.
5:9 Y vino Naamán con sus caballos y con su carro, y se paró
a las puertas de la casa de Eliseo.
5:10 Entonces Eliseo le envió un mensajero, diciendo: Vé
y lávate siete veces en el Jordán, y tu carne se te restaurará,
y serás limpio.
5:11 Y Naamán se fue enojado, diciendo: He aquí yo decía
para mí: Saldrá él luego, y estando en pie invocará
el nombre de Jehová su Dios, y alzará su mano y tocará
el lugar, y sanará la lepra.
5:12 Abana y Farfar, ríos de Damasco, ¿no son mejores
que todas las aguas de Israel? Si me lavare en ellos, ¿no seré
también limpio? Y se volvió, y se fue enojado.
5:13 Mas sus criados se le acercaron y le hablaron diciendo: Padre
mío, si el profeta te mandara alguna gran cosa, ¿no la harías?
¿Cuánto más, diciéndote: Lávate, y serás
limpio?
5:14 El entonces descendió, y se zambulló siete veces
en el Jordán, conforme a la palabra del varón de Dios; y
su carne se volvió como la carne de un niño, y quedó
limpio.
5:15 Y volvió al varón de Dios, él y toda su compañía,
y se puso delante de él, y dijo: He aquí ahora conozco que
no hay Dios en toda la tierra, sino en Israel. Te ruego que recibas algún
presente de tu siervo.
5:16 Mas él dijo: Vive Jehová, en cuya presencia estoy,
que no lo aceptaré. Y le instaba que aceptara alguna cosa, pero
él no quiso.
5:17 Entonces Naamán dijo: Te ruego, pues, ¿de esta tierra
no se dará a tu siervo la carga de un par de mulas? Porque de aquí
en adelante tu siervo no sacrificará holocausto ni ofrecerá
sacrificio a otros dioses, sino a Jehová.
5:18 En esto perdone Jehová a tu siervo: que cuando mi señor
el rey entrare en el templo de Rimón para adorar en él, y
se apoyare sobre mi brazo, si yo también me inclinare en el templo
de Rimón; cuando haga tal, Jehová perdone en esto a tu siervo.
5:19 Y él le dijo: Ve en paz. Se fue, pues, y caminó
como media legua de tierra.
5:20 Entonces Giezi, criado de Eliseo el varón de Dios, dijo
entre sí: He aquí mi señor estorbó a este sirio
Naamán, no tomando de su mano las cosas que había traído.
Vive Jehová, que correré yo tras él y tomaré
de él alguna cosa.
5:21 Y siguió Giezi a Naamán; y cuando vio Naamán
que venía corriendo tras él, se bajó del carro para
recibirle, y dijo: ¿Va todo bien?
5:22 Y él dijo: Bien. Mi señor me envía a decirte:
He aquí vinieron a mí en esta hora del monte de Efraín
dos jóvenes de los hijos de los profetas; te ruego que les des un
talento de plata,
y dos vestidos nuevos.
5:23 Dijo Naamán: Te ruego que tomes dos talentos.
Y le insistió, y ató dos talentos de plata en dos bolsas,
y dos vestidos nuevos, y lo puso todo a cuestas a dos de sus criados para
que lo llevasen delante de él.
5:24 Y así que llegó a un lugar secreto, él lo
tomó de mano de ellos, y lo guardó en la casa; luego mandó
a los hombres que se fuesen.
5:25 Y él entró, y se puso delante de su señor.
Y Eliseo le dijo: ¿De dónde vienes, Giezi? Y él dijo:
Tu siervo no ha ido a ninguna parte.
5:26 El entonces le dijo: ¿No estaba también allí
mi corazón, cuando el hombre volvió de su carro a recibirte?
¿Es tiempo de tomar plata, y de tomar vestidos, olivares, viñas,
ovejas, bueyes, siervos y siervas?
5:27 Por tanto, la lepra de Naamán se te pegará a ti
y a tu descendencia para siempre. Y salió de delante de él
leproso, blanco como la nieve.
Capítulo 6
Eliseo hace flotar el hacha
6:1 Los hijos de los profetas dijeron a Eliseo: He aquí, el lugar
en que moramos contigo nos es estrecho.
6:2 Vamos ahora al Jordán, y tomemos de allí cada uno
una viga, y hagamos allí lugar en que habitemos. Y él dijo:
Andad.
6:3 Y dijo uno: Te rogamos que vengas con tus siervos. Y él
respondió: Yo iré.
6:4 Se fue, pues, con ellos; y cuando llegaron al Jordán, cortaron
la madera.
6:5 Y aconteció que mientras uno derribaba un árbol,
se le cayó el hacha en el agua; y gritó diciendo: ¡Ah,
señor mío, era prestada!
6:6 El varón de Dios preguntó: ¿Dónde cayó?
Y él le mostró el lugar. Entonces cortó él
un palo, y lo echó allí; e hizo flotar el hierro.
6:7 Y dijo: Tómalo. Y él extendió la mano, y lo
tomó.
Eliseo y los sirios
6:8 Tenía el rey de Siria guerra contra Israel, y consultando
con sus siervos, dijo: En tal y tal lugar estará mi campamento.
6:9 Y el varón de Dios envió a decir al rey de Israel:
Mira que no pases por tal lugar, porque los sirios van allí.
6:10 Entonces el rey de Israel envió a aquel lugar que el varón
de Dios había dicho; y así lo hizo una y otra vez con el
fin de cuidarse.
6:11 Y el corazón del rey de Siria se turbó por esto;
y llamando a sus siervos, les dijo: ¿No me declararéis vosotros
quién de los nuestros es del rey de Israel?
6:12 Entonces uno de los siervos dijo: No, rey señor mío,
sino que el profeta Eliseo está en Israel, el cual declara al rey
de Israel las palabras que tú hablas en tu cámara más
secreta.
6:13 Y él dijo: Id, y mirad dónde está, para que
yo envíe a prenderlo. Y le fue dicho: He aquí que él
está en Dotán.
6:14 Entonces envió el rey allá gente de a caballo, y
carros, y un gran ejército, los cuales vinieron de noche, y sitiaron
la ciudad.
6:15 Y se levantó de mañana y salió el que servía
al varón de Dios, y he aquí el ejército que tenía
sitiada la ciudad, con gente de a caballo y carros. Entonces su criado
le dijo: ¡Ah, señor mío! ¿qué haremos?
6:16 El le dijo: No tengas miedo, porque más son los que están
con nosotros que los que están con ellos.
6:17 Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras
sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del
criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente
de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo.
6:18 Y luego que los sirios descendieron a él, oró Eliseo
a Jehová, y dijo: Te ruego que hieras con ceguera a esta gente.
Y los hirió con ceguera, conforme a la petición de Eliseo.
6:19 Después les dijo Eliseo: No es este el camino, ni es esta
la ciudad; seguidme, y yo os guiaré al hombre que buscáis.
Y los guió a Samaria.
6:20 Y cuando llegaron a Samaria, dijo Eliseo: Jehová, abre
los ojos de éstos, para que vean. Y Jehová abrió sus
ojos, y miraron, y se hallaban en medio de Samaria.
6:21 Cuando el rey de Israel los hubo visto, dijo a Eliseo: ¿Los
mataré, padre mío?
6:22 El le respondió: No los mates. ¿Matarías
tú a los que tomaste cautivos con tu espada y con tu arco? Pon delante
de ellos pan y agua, para que coman y beban, y vuelvan a sus señores.
6:23 Entonces se les preparó una gran comida; y cuando habían
comido y bebido, los envió, y ellos se volvieron a su seÑor.
Y nunca más vinieron bandas armadas de Siria a la tierra de Israel.
Eliseo y el sitio de Samaria
6:24 Después de esto aconteció que Ben-adad rey de Siria
reunió todo su ejército, y subió y sitió a
Samaria.
6:25 Y hubo gran hambre en Samaria, a consecuencia de aquel sitio;
tanto que la cabeza de un asno se vendía por ochenta piezas de plata,
y la cuarta parte de un cab de estiércol de palomas por cinco piezas
de plata.
6:26 Y pasando el rey de Israel por el muro, una mujer le gritó,
y dijo: Salva, rey señor mío.
6:27 Y él dijo: Si no te salva Jehová, ¿de dónde
te puedo salvar yo? ¿Del granero, o del lagar?
6:28 Y le dijo el rey: ¿Qué tienes? Ella respondió:
Esta mujer me dijo: Da acá tu hijo, y comámoslo hoy, y mañana
comeremos el mío.
6:29 Cocimos, pues, a mi hijo, y lo comimos.
El día siguiente yo le dije: Da acá tu hijo, y comámoslo.
Mas ella ha escondido a su hijo.
6:30 Cuando el rey oyó las palabras de aquella mujer, rasgó
sus vestidos, y pasó así por el muro; y el pueblo vio el
cilicio que traía interiormente sobre su cuerpo.
6:31 Y él dijo: Así me haga Dios, y aun me añada,
si la cabeza de Eliseo hijo de Safat queda sobre él hoy.
6:32 Y Eliseo estaba sentado en su casa, y con él estaban sentados
los ancianos; y el rey envió a él un hombre. Mas antes que
el mensajero viniese a él, dijo él a los ancianos: ¿No
habéis visto cómo este hijo de homicida envía a cortarme
la cabeza? Mirad, pues, y cuando viniere el mensajero, cerrad la puerta,
e impedidle la entrada. ¿No se oye tras él el ruido de los
pasos de su amo?
6:33 Aún estaba él hablando con ellos, y he aquí
el mensajero que descendía a él; y dijo: Ciertamente este
mal de Jehová viene. ¿Para qué he de esperar más
a Jehová?
Capítulo 7
7:1 Dijo entonces Eliseo: Oíd palabra de Jehová: Así
dijo Jehová: Mañana a estas horas valdrá el seah
de flor de harina un siclo, y dos seahs de cebada un siclo, a la puerta
de Samaria.
7:2 Y un príncipe sobre cuyo brazo el rey se apoyaba, respondió
al varón de Dios, y dijo: Si Jehová hiciese ahora ventanas
en el cielo, ¿sería esto así? Y él dijo: He
aquí tú lo verás con tus ojos, mas no comerás
de ello.
7:3 Había a la entrada de la puerta cuatro hombres leprosos,
los cuales dijeron el uno al otro: ¿Para qué nos estamos
aquí hasta que muramos?
7:4 Si tratáremos de entrar en la ciudad, por el hambre que
hay en la ciudad moriremos en ella; y si nos quedamos aquí, también
moriremos. Vamos, pues, ahora, y pasemos al campamento de los sirios; si
ellos nos dieren la vida, viviremos; y si nos dieren la muerte, moriremos.
7:5 Se levantaron, pues, al anochecer, para ir al campamento de los
sirios; y llegando a la entrada del campamento de los sirios, no había
allí nadie.
7:6 Porque Jehová había hecho que en el campamento de
los sirios se oyese estruendo de carros, ruido de caballos, y estrépito
de gran ejército; y se dijeron unos a otros: He aquí, el
rey de Israel ha tomado a sueldo contra nosotros a los reyes de los heteos
y a los reyes de los egipcios, para que vengan contra nosotros.
7:7 Y así se levantaron y huyeron al anochecer, abandonando
sus tiendas, sus caballos, sus asnos, y el campamento como estaba; y habían
huido para salvar sus vidas.
7:8 Cuando los leprosos llegaron a la entrada del campamento, entraron
en una tienda y comieron y bebieron, y tomaron de allí plata y oro
y vestidos, y fueron y lo escondieron; y vueltos, entraron en otra tienda,
y de allí también tomaron, y fueron y lo escondieron.
7:9 Luego se dijeron el uno al otro: No estamos haciendo bien. Hoy
es día de buena nueva, y nosotros callamos; y si esperamos hasta
el amanecer, nos alcanzará nuestra maldad. Vamos pues, ahora, entremos
y demos la nueva en casa del rey.
7:10 Vinieron, pues, y gritaron a los guardas de la puerta de la ciudad,
y les declararon, diciendo: Nosotros fuimos al campamento de los sirios,
y he aquí que no había allí nadie, ni voz de hombre,
sino caballos atados, asnos también atados, y el campamento intacto.
7:11 Los porteros gritaron, y lo anunciaron dentro, en el palacio del
rey.
7:12 Y se levantó el rey de noche, y dijo a sus siervos: Yo
os declararé lo que nos han hecho los sirios. Ellos saben que tenemos
hambre, y han salido de las tiendas y se han escondido en el campo, diciendo:
Cuando hayan salido de la ciudad, los tomaremos vivos, y entraremos en
la ciudad.
7:13 Entonces respondió uno de sus siervos y dijo: Tomen ahora
cinco de los caballos que han quedado en la ciudad (porque los que quedan
acá también perecerán como toda la multitud de Israel
que ya ha perecido), y enviemos y veamos qué hay.
7:14 Tomaron, pues, dos caballos de un carro, y envió el rey
al campamento de los sirios, diciendo: Id y ved.
7:15 Y ellos fueron, y los siguieron hasta el Jordán; y he aquí
que todo el camino estaba lleno de vestidos y enseres que los sirios habían
arrojado por la premura. Y volvieron los mensajeros y lo hicieron saber
al rey.
7:16 Entonces el pueblo salió, y saqueó el campamento
de los sirios. Y fue vendido un seah
de flor de harina por un siclo, y dos seahs de cebada por un siclo, conforme
a la palabra de Jehová.
7:17 Y el rey puso a la puerta a aquel príncipe sobre cuyo brazo
él se apoyaba; y lo atropelló el pueblo a la entrada, y murió,
conforme a lo que había dicho el varón de Dios, cuando el
rey descendió a él.
7:18 Aconteció, pues, de la manera que el varón de Dios
había hablado al rey, diciendo: Dos seahs
de cebada por un siclo, y el seah de flor de harina será vendido
por un siclo mañana a estas horas, a la puerta de Samaria.
7:19 A lo cual aquel príncipe había respondido al varón
de Dios, diciendo: Si Jehová hiciese ventanas en el cielo, ¿pudiera
suceder esto? Y él dijo: He aquí tú lo verás
con tus ojos, mas no comerás de ello.
7:20 Y le sucedió así; porque el pueblo le atropelló
a la entrada, y murió.
Capítulo 8
Los bienes de la sunamita devueltos
8:1 Habló Eliseo a aquella mujer a cuyo hijo él había
hecho vivir,
diciendo: Levántate, vete tú y toda tu casa a vivir donde
puedas; porque Jehová ha llamado el hambre, la cual vendrá
sobre la tierra por siete años.
8:2 Entonces la mujer se levantó, e hizo como el varón
de Dios le dijo; y se fue ella con su familia, y vivió en tierra
de los filisteos siete años.
8:3 Y cuando habían pasado los siete años, la mujer volvió
de la tierra de los filisteos; después salió para implorar
al rey por su casa y por sus tierras.
8:4 Y había el rey hablado con Giezi, criado del varón
de Dios, diciéndole: Te ruego que me cuentes todas las maravillas
que ha hecho Eliseo.
8:5 Y mientras él estaba contando al rey cómo había
hecho vivir a un muerto, he aquí que la mujer, a cuyo hijo él
había hecho vivir, vino para implorar al rey por su casa y por sus
tierras. Entonces dijo Giezi: Rey señor mío, esta es la mujer,
y este es su hijo, al cual Eliseo hizo vivir.
8:6 Y preguntando el rey a la mujer, ella se lo contó. Entonces
el rey ordenó a un oficial, al cual dijo: Hazle devolver todas las
cosas que eran suyas, y todos los frutos de sus tierras desde el día
que dejó el país hasta ahora.
Hazael reina en Siria
8:7 Eliseo se fue luego a Damasco; y Ben-adad rey de Siria estaba enfermo,
al cual dieron aviso, diciendo: El varón de Dios ha venido aquí.
8:8 Y el rey dijo a Hazael: Toma en tu mano un presente, y ve a recibir
al varón de Dios, y consulta por él a Jehová, diciendo:
¿Sanaré de esta enfermedad?
8:9 Tomó, pues, Hazael en su mano un presente de entre los bienes
de Damasco, cuarenta camellos cargados, y fue a su encuentro, y llegando
se puso delante de él, y dijo: Tu hijo Ben-adad rey de Siria me
ha enviado a ti, diciendo: ¿Sanaré de esta enfermedad?
8:10 Y Eliseo le dijo: Ve, dile: Seguramente sanarás. Sin embargo,
Jehová me ha mostrado que él morirá ciertamente.
8:11 Y el varón de Dios le miró fijamente, y estuvo así
hasta hacerlo ruborizarse; luego lloró el varón de Dios.
8:12 Entonces le dijo Hazael: ¿Por qué llora mi señor?
Y él respondió: Porque sé el mal que harás
a los hijos de Israel; a sus fortalezas pegarás fuego, a sus jóvenes
matarás a espada, y estrellarás a sus niños, y abrirás
el vientre a sus mujeres que estén encintas.
8:13 Y Hazael dijo: Pues, ¿qué es tu siervo, este perro,
para que haga tan grandes cosas? Y respondió Eliseo: Jehová
me ha mostrado que tú serás rey de Siria.
8:14 Y Hazael se fue, y vino a su señor, el cual le dijo: ¿Qué
te ha dicho Eliseo? Y él respondió: Me dijo que seguramente
sanarás.
8:15 El día siguiente, tomó un paño y lo metió
en agua, y lo puso sobre el rostro de Ben-adad, y murió; y reinó
Hazael en su lugar.
Reinado de Joram de Judá
(2 Cr. 21.1-20)
8:16 En el quinto año de Joram hijo de Acab, rey de Israel, y
siendo Josafat rey de Judá, comenzó a reinar Joram hijo de
Josafat, rey de Judá.
8:17 De treinta y dos años era cuando comenzó a reinar,
y ocho años reinó en Jerusalén.
8:18 Y anduvo en el camino de los reyes de Israel, como hizo la casa
de Acab, porque una hija de Acab fue su mujer; e hizo lo malo ante los
ojos de Jehová.
8:19 Con todo eso, Jehová no quiso destruir a Judá, por
amor a David su siervo, porque había prometido darle lámpara
a él y a sus hijos perpetuamente.
8:20 En el tiempo de él se rebeló Edom contra el dominio
de Judá,
y pusieron rey sobre ellos.
8:21 Joram, por tanto, pasó a Zair, y todos sus carros con él;
y levantándose de noche atacó a los de Edom, los cuales le
habían sitiado, y a los capitanes de los carros; y el pueblo huyó
a sus tiendas.
8:22 No obstante, Edom se libertó del dominio de Judá,
hasta hoy. También se rebeló Libna en el mismo tiempo.
8:23 Los demás hechos de Joram, y todo lo que hizo, ¿no
están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de
Judá?
8:24 Y durmió Joram con sus padres, y fue sepultado con ellos
en la ciudad de David; y reinó en lugar suyo Ocozías, su
hijo.
Reinado de Ocozías de Judá
(2 Cr. 22.1-6)
8:25 En el año doce de Joram hijo de Acab, rey de Israel, comenzó
a reinar Ocozías hijo de Joram, rey de Judá.
8:26 De veintidós años era Ocozías cuando comenzó
a reinar, y reinó un año en Jerusalén. El nombre de
su madre fue Atalía, hija de Omri rey de Israel.
8:27 Anduvo en el camino de la casa de Acab, e hizo lo malo ante los
ojos de Jehová, como la casa de Acab; porque era yerno de la casa
de Acab.
8:28 Y fue a la guerra con Joram hijo de Acab a Ramot de Galaad, contra
Hazael rey de Siria; y los sirios hirieron a Joram.
8:29 Y el rey Joram se volvió a Jezreel para curarse de las
heridas que los sirios le hicieron frente a Ramot, cuando peleó
contra Hazael rey de Siria. Y descendió Ocozías hijo de Joram
rey de Judá, a visitar a Joram hijo de Acab en Jezreel, porque estaba
enfermo.
Capítulo 9

Jehú es ungido rey de Israel
9:1 Entonces el profeta Eliseo llamó a uno de los hijos de los
profetas, y le dijo: Ciñe tus lomos, y toma esta redoma de aceite
en tu mano, y ve a Ramot de Galaad.
9:2 Cuando llegues allá, verás allí a Jehú
hijo de Josafat hijo de Nimsi; y entrando, haz que se levante de entre
sus hermanos, y llévalo a la cámara.
9:3 Toma luego la redoma de aceite, y derrámala sobre su cabeza
y di: Así dijo Jehová: Yo te he ungido por rey sobre Israel.
Y abriendo la puerta, echa a huir, y no esperes.
9:4 Fue, pues, el joven, el profeta, a Ramot de Galaad.
9:5 Cuando él entró, he aquí los príncipes
del ejército que estaban sentados. Y él dijo: Príncipe,
una palabra tengo que decirte. Jehú dijo: ¿A cuál
de todos nosotros? Y él dijo: A ti, príncipe.
9:6 Y él se levantó, y entró en casa; y el otro
derramó el aceite sobre su cabeza, y le dijo: Así dijo Jehová
Dios de Israel: Yo te he ungido por rey sobre Israel, pueblo de Jehová.
9:7 Herirás la casa de Acab tu señor, para que yo vengue
la sangre de mis siervos los profetas, y la sangre de todos los siervos
de Jehová, de la mano de Jezabel.
9:8 Y perecerá toda la casa de Acab, y destruiré de Acab
todo varón, así al siervo como al libre en Israel.
9:9 Y yo pondré la casa de Acab como la casa de Jeroboam hijo
de Nabat, y como la casa de Baasa hijo de Ahías.
9:10 Y a Jezabel la comerán los perros en el campo de Jezreel,
y no habrá quien la sepulte. En seguida abrió la puerta,
y echó a huir.
9:11 Después salió Jehú a los siervos de su señor,
y le dijeron: ¿Hay paz? ¿Para qué vino a ti aquel
loco? Y él les dijo: Vosotros conocéis al hombre y sus palabras.
9:12 Ellos dijeron: Mentira; decláranoslo ahora. Y él
dijo: Así y así me habló, diciendo: Así ha
dicho Jehová: Yo te he ungido por rey sobre Israel.
9:13 Entonces cada uno tomó apresuradamente su manto, y lo puso
debajo de Jehú en un trono alto, y tocaron corneta, y dijeron: Jehú
es rey.
Jehú mata a Joram
9:14 Así conspiró Jehú hijo de Josafat, hijo de
Nimsi, contra Joram. (Estaba entonces Joram guardando a Ramot de Galaad
con todo Israel, por causa de Hazael rey de Siria;
9:15 pero se había vuelto el rey Joram a Jezreel, para curarse
de las heridas que los sirios le habían hecho, peleando contra Hazael
rey de Siria.) Y Jehú dijo: Si es vuestra voluntad, ninguno escape
de la ciudad, para ir a dar las nuevas en Jezreel.
9:16 Entonces Jehú cabalgó y fue a Jezreel, porque Joram
estaba allí enfermo. También estaba Ocozías rey de
Judá, que había descendido a visitar a Joram.
9:17 Y el atalaya que estaba en la torre de Jezreel vio la tropa de
Jehú que venía, y dijo: Veo una tropa. Y Joram dijo: Ordena
a un jinete que vaya a reconocerlos, y les diga: ¿Hay paz?
9:18 Fue, pues, el jinete a reconocerlos, y dijo: El rey dice así:
¿Hay paz? Y Jehú le dijo: ¿Qué tienes tú
que ver con la paz? Vuélvete conmigo. El atalaya dio luego aviso,
diciendo: El mensajero llegó hasta ellos, y no vuelve.
9:19 Entonces envió otro jinete, el cual llegando a ellos, dijo:
El rey dice así: ¿Hay paz? Y Jehú respondió:
¿Qué tienes tú que ver con la paz? Vuélvete
conmigo.
9:20 El atalaya volvió a decir: También éste llegó
a ellos y no vuelve; y el marchar del que viene es como el marchar de Jehú
hijo de Nimsi, porque viene impetuosamente.
9:21 Entonces Joram dijo: Unce el carro. Y cuando estaba uncido su
carro, salieron Joram rey de Israel y Ocozías rey de Judá,
cada uno en su carro, y salieron a encontrar a Jehú, al cual hallaron
en la heredad de Nabot de Jezreel.
9:22 Cuando vio Joram a Jehú, dijo: ¿Hay paz, Jehú?
Y él respondió: ¿Qué paz, con las fornicaciones
de Jezabel tu madre, y sus muchas hechicerías?
9:23 Entonces Joram volvió las riendas y huyó, y dijo
a Ocozías: ¡Traición, Ocozías!
9:24 Pero Jehú entesó su arco, e hirió a Joram
entre las espaldas; y la saeta salió por su corazón, y él
cayó en su carro.
9:25 Dijo luego Jehú a Bidcar su capitán: Tómalo,
y échalo a un extremo de la heredad de Nabot de Jezreel. Acuérdate
que cuando tú y yo íbamos juntos con la gente de Acab su
padre, Jehová pronunció esta sentencia sobre él, diciendo:
9:26 Que yo he visto ayer la sangre de Nabot, y la sangre de sus hijos,
dijo Jehová; y te daré la paga en esta heredad, dijo Jehová.
Tómalo pues, ahora, y échalo en la heredad de Nabot, conforme
a la palabra de Jehová.
Jehú mata a Ocozías
(2 Cr. 22.7-9)
9:27 Viendo esto Ocozías rey de Judá, huyó por
el camino de la casa del huerto. Y lo siguió Jehú, diciendo:
Herid también a éste en el carro. Y le hirieron a la subida
de Gur, junto a Ibleam. Y Ocozías huyó a Meguido, pero murió
allí.
9:28 Y sus siervos le llevaron en un carro a Jerusalén, y allá
le sepultaron con sus padres, en su sepulcro en la ciudad de David.
9:29 En el undécimo año de Joram hijo de Acab, comenzó
a reinar Ocozías sobre Judá.
Muerte de Jezabel
9:30 Vino después Jehú a Jezreel; y cuando Jezabel lo
oyó, se pintó los ojos con antimonio, y atavió su
cabeza, y se asomó a una ventana.
9:31 Y cuando entraba Jehú por la puerta, ella dijo: ¿Sucedió
bien a Zimri, que mató a su señor?
9:32 Alzando él entonces su rostro hacia la ventana, dijo: ¿Quién
está conmigo? ¿quién? Y se inclinaron hacia él
dos o tres eunucos.
9:33 Y él les dijo: Echadla abajo. Y ellos la echaron; y parte
de su sangre salpicó en la pared, y en los caballos; y él
la atropelló.
9:34 Entró luego, y después que comió y bebió,
dijo: Id ahora a ver a aquella maldita, y sepultadla, pues es hija de rey.
9:35 Pero cuando fueron para sepultarla, no hallaron de ella más
que la calavera, y los pies, y las palmas de las manos.
9:36 Y volvieron, y se lo dijeron. Y él dijo: Esta es la palabra
de Dios, la cual él habló por medio de su siervo Elías
tisbita, diciendo: En la heredad de Jezreel comerán los perros las
carnes de Jezabel,
9:37 y el cuerpo de Jezabel será como estiércol sobre
la faz de la tierra en la heredad de Jezreel, de manera que nadie pueda
decir: Esta es Jezabel.
Capítulo 10
Jehú extermina la casa de Acab

10:1 Tenía Acab en Samaria setenta hijos; y Jehú escribió
cartas y las envió a Samaria a los principales de Jezreel, a los
ancianos y a los ayos de Acab, diciendo:
10:2 Inmediatamente que lleguen estas cartas a vosotros los que tenéis
a los hijos de vuestro señor, y los que tienen carros y gente de
a caballo, la ciudad fortificada, y las armas,
10:3 escoged al mejor y al más recto de los hijos de vuestro
señor, y ponedlo en el trono de su padre, y pelead por la casa de
vuestro señor.
10:4 Pero ellos tuvieron gran temor, y dijeron: He aquí, dos
reyes no pudieron resistirle; ¿cómo le resistiremos nosotros?
10:5 Y el mayordomo, el gobernador de la ciudad, los ancianos y los
ayos enviaron a decir a Jehú: Siervos tuyos somos, y haremos todo
lo que nos mandes; no elegiremos por rey a ninguno, haz lo que bien te
parezca.
10:6 El entonces les escribió la segunda vez, diciendo: Si sois
míos, y queréis obedecerme, tomad las cabezas de los hijos
varones de vuestro señor, y venid a mí mañana a esta
hora, a Jezreel. Y los hijos del rey, setenta varones, estaban con los
principales de la ciudad, que los criaban.
10:7 Cuando las cartas llegaron a ellos, tomaron a los hijos del rey,
y degollaron a los setenta varones, y pusieron sus cabezas en canastas,
y se las enviaron a Jezreel.
10:8 Y vino un mensajero que le dio las nuevas, diciendo: Han traído
las cabezas de los hijos del rey. Y él le dijo: Ponedlas en dos
montones a la entrada de la puerta hasta la mañana.
10:9 Venida la mañana, salió él, y estando en
pie dijo a todo el pueblo: Vosotros sois justos; he aquí yo he conspirado
contra mi señor, y le he dado muerte; pero ¿quién
ha dado muerte a todos éstos?
10:10 Sabed ahora que de la palabra que Jehová habló
sobre la casa de Acab, nada caerá en tierra; y que Jehová
ha hecho lo que dijo por su siervo Elías.
10:11 Mató entonces Jehú a todos los que habían
quedado de la casa de Acab en Jezreel,
a todos sus príncipes, a todos sus familiares, y a sus sacerdotes,
hasta que no quedó ninguno.
10:12 Luego se levantó de allí para ir a Samaria; y en
el camino llegó a una casa de esquileo de pastores.
10:13 Y halló allí a los hermanos de Ocozías rey
de Judá, y les dijo: ¿Quiénes sois vosotros? Y ellos
dijeron: Somos hermanos de Ocozías, y hemos venido a saludar a los
hijos del rey, y a los hijos de la reina.
10:14 Entonces él dijo: Prendedlos vivos. Y después que
los tomaron vivos, los degollaron junto al pozo de la casa de esquileo,
cuarenta y dos varones, sin dejar ninguno de ellos.
10:15 Yéndose luego de allí, se encontró con Jonadab
hijo de Recab; y después que lo hubo saludado, le dijo: ¿Es
recto tu corazón, como el mío es recto con el tuyo? Y Jonadab
dijo: Lo es. Pues que lo es, dame la mano. Y él le dio la mano.
Luego lo hizo subir consigo en el carro,
10:16 y le dijo: Ven conmigo, y verás mi celo por Jehová.
Lo pusieron, pues, en su carro.
10:17 Y luego que Jehú hubo llegado a Samaria, mató a
todos los que habían quedado de Acab en Samaria, hasta exterminarlos,
conforme a la palabra de Jehová, que había hablado por Elías.
Jehú extermina el culto de Baal
10:18 Después reunió Jehú a todo el pueblo, y les
dijo: Acab sirvió poco a Baal, mas Jehú lo servirá
mucho.
10:19 Llamadme, pues, luego a todos los profetas de Baal, a todos sus
siervos y a todos sus sacerdotes; que no falte uno, porque tengo un gran
sacrificio para Baal; cualquiera que faltare no vivirá. Esto hacía
Jehú con astucia, para exterminar a los que honraban a Baal.
10:20 Y dijo Jehú: Santificad un día solemne a Baal.
Y ellos convocaron.
10:21 Y envió Jehú por todo Israel, y vinieron todos
los siervos de Baal, de tal manera que no hubo ninguno que no viniese.
Y entraron en el templo de Baal, y el templo de Baal se llenó de
extremo a extremo.
10:22 Entonces dijo al que tenía el cargo de las vestiduras:
Saca vestiduras para todos los siervos de Baal. Y él les sacó
vestiduras.
10:23 Y entró Jehú con Jonadab hijo de Recab en el templo
de Baal, y dijo a los siervos de Baal: Mirad y ved que no haya aquí
entre vosotros alguno de los siervos de Jehová, sino sólo
los siervos de Baal.
10:24 Y cuando ellos entraron para hacer sacrificios y holocaustos,
Jehú puso fuera a ochenta hombres, y les dijo: Cualquiera que dejare
vivo a alguno de aquellos hombres que yo he puesto en vuestras manos, su
vida será por la del otro.
10:25 Y después que acabaron ellos de hacer el holocausto, Jehú
dijo a los de su guardia y a los capitanes: Entrad, y matadlos; que no
escape ninguno. Y los mataron a espada, y los dejaron tendidos los de la
guardia y los capitanes. Y fueron hasta el lugar santo del templo de Baal,
10:26 y sacaron las estatuas del templo de Baal, y las quemaron.
10:27 Y quebraron la estatua de Baal, y derribaron el templo de Baal,
y lo convirtieron en letrinas hasta hoy.
10:28 Así exterminó Jehú a Baal de Israel.
10:29 Con todo eso, Jehú no se apartó de los pecados
de Jeroboam hijo de Nabat, que hizo pecar a Israel; y dejó en pie
los becerros de oro que estaban en Bet-el y en Dan.
10:30 Y Jehová dijo a Jehú: Por cuanto has hecho bien
ejecutando lo recto delante de mis ojos, e hiciste a la casa de Acab conforme
a todo lo que estaba en mi corazón, tus hijos se sentarán
sobre el trono de Israel hasta la cuarta generación.
10:31 Mas Jehú no cuidó de andar en la ley de Jehová
Dios de Israel con todo su corazón, ni se apartó de los pecados
de Jeroboam, el que había hecho pecar a Israel.
10:32 En aquellos días comenzó Jehová a cercenar
el territorio de Israel; y los derrotó Hazael por todas las fronteras,
10:33 desde el Jordán al nacimiento del sol, toda la tierra
de Galaad, de Gad, de Rubén y de Manasés, desde Aroer que
está junto al arroyo de Arnón, hasta Galaad y Basán.
10:34 Los demás hechos de Jehú, y todo lo que hizo, y
toda su valentía, ¿no está escrito en el libro de
las crónicas de los reyes de Israel?
10:35 Y durmió Jehú con sus padres, y lo sepultaron en
Samaria; y reinó en su lugar Joacaz su hijo.
10:36 El tiempo que reinó Jehú sobre Israel en Samaria
fue de veintiocho años.
Capítulo 11
Atalía usurpa el trono
(2 Cr. 22.10--23.21)

11:1 Cuando Atalía madre de Ocozías vio que su hijo era muerto,
se levantó y destruyó toda la descendencia real.
11:2 Pero Josaba hija del rey Joram, hermana de Ocozías, tomó
a Joás hijo de Ocozías y lo sacó furtivamente de entre
los hijos del rey a quienes estaban matando, y lo ocultó de Atalía,
a él y a su ama, en la cámara de dormir, y en esta forma
no lo mataron.
11:3 Y estuvo con ella escondido en la casa de Jehová seis años;
y Atalía fue reina sobre el país.
11:4 Mas al séptimo año envió Joiada y tomó
jefes de centenas, capitanes, y gente de la guardia, y los metió
consigo en la casa de Jehová, e hizo con ellos alianza, juramentándolos
en la casa de Jehová; y les mostró el hijo del rey.
11:5 Y les mandó diciendo: Esto es lo que habéis de hacer:
la tercera parte de vosotros tendrá la guardia de la casa del rey
el día de reposo.
11:6 Otra tercera parte estará a la puerta de Shur, y la otra
tercera parte a la puerta del postigo de la guardia; así guardaréis
la casa, para que no sea allanada.
11:7 Mas las dos partes de vosotros que salen el día de reposo
tendréis la guardia de la casa de Jehová junto al rey.
11:8 Y estaréis alrededor del rey por todos lados, teniendo
cada uno sus armas en las manos; y cualquiera que entrare en las filas,
sea muerto. Y estaréis con el rey cuando salga, y cuando entre.
11:9 Los jefes de centenas, pues, hicieron todo como el sacerdote Joiada
les mandó; y tomando cada uno a los suyos, esto es, los que entraban
el día de reposo y los que salían el día de reposo,
vinieron al sacerdote Joiada.
11:10 Y el sacerdote dio a los jefes de centenas las lanzas y los escudos
que habían sido del rey David, que estaban en la casa de Jehová.
11:11 Y los de la guardia se pusieron en fila, teniendo cada uno sus
armas en sus manos, desde el lado derecho de la casa hasta el lado izquierdo,
junto al altar y el templo, en derredor del rey.
11:12 Sacando luego Joiada al hijo del rey, le puso la corona y el
testimonio, y le hicieron rey ungiéndole; y batiendo las manos dijeron:
¡Viva el rey!
11:13 Oyendo Atalía el estruendo del pueblo que corría,
entró al pueblo en el templo de Jehová.
11:14 Y cuando miró, he aquí que el rey estaba junto
a la columna, conforme a la costumbre, y los príncipes y los trompeteros
junto al rey; y todo el pueblo del país se regocijaba, y tocaban
las trompetas. Entonces Atalía, rasgando sus vestidos, clamó
a voz en cuello: ¡Traición, traición!
11:15 Mas el sacerdote Joiada mandó a los jefes de centenas
que gobernaban el ejército, y les dijo: Sacadla fuera del recinto
del templo, y al que la siguiere, matadlo a espada. (Porque el sacerdote
dijo que no la matasen en el templo de Jehová.)
11:16 Le abrieron, pues, paso; y en el camino por donde entran los
de a caballo a la casa del rey, allí la mataron.
11:17 Entonces Joiada hizo pacto entre Jehová y el rey y el
pueblo, que serían pueblo de Jehová; y asimismo entre el
rey y el pueblo.
11:18 Y todo el pueblo de la tierra entró en el templo de Baal,
y lo derribaron; asimismo despedazaron enteramente sus altares y sus imágenes,
y mataron a Matán sacerdote de Baal delante de los altares. Y el
sacerdote puso guarnición sobre la casa de Jehová.
11:19 Después tomó a los jefes de centenas, los capitanes,
la guardia y todo el pueblo de la tierra, y llevaron al rey desde la casa
de Jehová, y vinieron por el camino de la puerta de la guardia a
la casa del rey; y se sentó el rey en el trono de los reyes.
11:20 Y todo el pueblo de la tierra se regocijó, y la ciudad
estuvo en reposo, habiendo sido Atalía muerta a espada junto a la
casa del rey.
11:21 Era Joás de siete años cuando comenzó a
reinar.
Capítulo 12
Reinado de Joás de Judá
(2 Cr. 24.1-27)

12:1 En el séptimo año de Jehú comenzó a reinar
Joás, y reinó cuarenta años en Jerusalén. El
nombre de su madre fue Sibia, de Beerseba.
12:2 Y Joás hizo lo recto ante los ojos de Jehová todo
el tiempo que le dirigió el sacerdote Joiada.
12:3 Con todo eso, los lugares altos no se quitaron, porque el pueblo
aún sacrificaba y quemaba incienso en los lugares altos.
12:4 Y Joás dijo a los sacerdotes: Todo el dinero consagrado
que se suele traer a la casa de Jehová, el dinero del rescate de
cada persona según está estipulado,
y todo el dinero que cada uno de su propia voluntad trae a la casa de Jehová,
12:5 recíbanlo los sacerdotes, cada uno de mano de sus familiares,
y reparen los portillos del templo dondequiera que se hallen grietas.
12:6 Pero en el año veintitrés del rey Joás aún
no habían reparado los sacerdotes las grietas del templo.
12:7 Llamó entonces el rey Joás al sumo sacerdote Joiada
y a los sacerdotes, y les dijo: ¿Por qué no reparáis
las grietas del templo? Ahora, pues, no toméis más el dinero
de vuestros familiares, sino dadlo para reparar las grietas del templo.
12:8 Y los sacerdotes consintieron en no tomar más dinero del
pueblo, ni tener el cargo de reparar las grietas del templo.
12:9 Mas el sumo sacerdote Joiada tomó un arca e hizo en la
tapa un agujero, y la puso junto al altar, a la mano derecha así
que se entra en el templo de Jehová; y los sacerdotes que guardaban
la puerta ponían allí todo el dinero que se traía
a la casa de Jehová.
12:10 Y cuando veían que había mucho dinero en el arca,
venía el secretario del rey y el sumo sacerdote, y contaban el dinero
que hallaban en el templo de Jehová, y lo guardaban.
12:11 Y daban el dinero suficiente a los que hacían la obra,
y a los que tenían a su cargo la casa de Jehová; y ellos
lo gastaban en pagar a los carpinteros y maestros que reparaban la casa
de Jehová,
12:12 y a los albañiles y canteros; y en comprar la madera y
piedra de cantería para reparar las grietas de la casa de Jehová,
y en todo lo que se gastaba en la casa para repararla.
12:13 Mas de aquel dinero que se traía a la casa de Jehová,
no se hacían tazas de plata, ni despabiladeras, ni jofainas, ni
trompetas; ni ningún otro utensilio de oro ni de plata se hacía
para el templo de Jehová;
12:14 porque lo daban a los que hacían la obra, y con él
reparaban la casa de Jehová.
12:15 Y no se tomaba cuenta a los hombres en cuyas manos el dinero
era entregado, para que ellos lo diesen a los que hacían la obra;
porque lo hacían ellos fielmente.
12:16 El dinero por el pecado, y el dinero por la culpa, no se llevaba
a la casa de Jehová; porque era de los sacerdotes.
12:17 Entonces subió Hazael rey de Siria, y peleó contra
Gat, y la tomó. Y se propuso Hazael subir contra Jerusalén;
12:18 por lo cual tomó Joás rey de Judá todas
las ofrendas que habían dedicado Josafat y Joram y Ocozías
sus padres, reyes de Judá, y las que él había dedicado,
y todo el oro que se halló en los tesoros de la casa de Jehová
y en la casa del rey, y lo envió a Hazael rey de Siria; y él
se retiró de Jerusalén.
12:19 Los demás hechos de Joás, y todo lo que hizo, ¿no
está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de
Judá?
12:20 Y se levantaron sus siervos, y conspiraron en conjuración,
y mataron a Joás en la casa de Milo, cuando descendía él
a Sila;
12:21 pues Josacar hijo de Simeat y Jozabad hijo de Somer, sus siervos,
le hirieron, y murió. Y lo sepultaron con sus padres en la ciudad
de David, y reinó en su lugar Amasías su hijo.
Capítulo 13
Reinado de Joacaz

13:1 En el año veintitrés de Joás hijo de Ocozías,
rey de Judá, comenzó a reinar Joacaz hijo de Jehú
sobre Israel en Samaria; y reinó diecisiete años.
13:2 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, y siguió
en los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel; y
no se apartó de ellos.
13:3 Y se encendió el furor de Jehová contra Israel,
y los entregó en mano de Hazael rey de Siria, y en mano de Ben-adad
hijo de Hazael, por largo tiempo.
13:4 Mas Joacaz oró en presencia de Jehová, y Jehová
lo oyó; porque miró la aflicción de Israel, pues el
rey de Siria los afligía.
13:5 (Y dio Jehová salvador a Israel, y salieron del poder de
los sirios; y habitaron los hijos de Israel en sus tiendas, como antes.
13:6 Con todo eso, no se apartaron de los pecados de la casa de Jeroboam,
el que hizo pecar a Israel; en ellos anduvieron; y también la imagen
de Asera permaneció en Samaria.)
13:7 Porque no le había quedado gente a Joacaz, sino cincuenta
hombres de a caballo, diez carros, y diez mil hombres de a pie; pues el
rey de Siria los había destruido, y los había puesto como
el polvo para hollar.
13:8 El resto de los hechos de Joacaz, y todo lo que hizo, y sus valentías,
¿no está escrito en el libro de las crónicas de los
reyes de Israel?
13:9 Y durmió Joacaz con sus padres, y lo sepultaron en Samaria,
y reinó en su lugar Joás su hijo.
Reinado de Joás de Israel
13:10 El año treinta y siete de Joás rey de Judá,
comenzó a reinar Joás hijo de Joacaz sobre Israel en Samaria;
y reinó dieciséis años.
13:11 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová; no se apartó
de todos los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel;
en ellos anduvo.
13:12 Los demás hechos de Joás, y todo lo que hizo, y
el esfuerzo con que guerreó contra Amasías rey de Judá,
¿no está escrito en el libro de las crónicas de los
reyes de Israel?
13:13 Y durmió Joás con sus padres, y se sentó
Jeroboam sobre su trono; y Joás fue sepultado en Samaria con los
reyes de Israel.
Profecía final y muerte de Eliseo
13:14 Estaba Eliseo enfermo de la enfermedad de que murió. Y
descendió a él Joás rey de Israel, y llorando delante
de él, dijo: ¡Padre mío, padre mío, carro de
Israel y su gente de a caballo!
13:15 Y le dijo Eliseo: Toma un arco y unas saetas. Tomó él
entonces un arco y unas saetas.
13:16 Luego dijo Eliseo al rey de Israel: Pon tu mano sobre el arco.
Y puso él su mano sobre el arco. Entonces puso Eliseo sus manos
sobre las manos del rey,
13:17 y dijo: Abre la ventana que da al oriente. Y cuando él
la abrió, dijo Eliseo: Tira. Y tirando él, dijo Eliseo: Saeta
de salvación de Jehová, y saeta de salvación contra
Siria; porque herirás a los sirios en Afec hasta consumirlos.
13:18 Y le volvió a decir: Toma las saetas. Y luego que el rey
de Israel las hubo tomado, le dijo: Golpea la tierra. Y él la golpeó
tres veces, y se detuvo.
13:19 Entonces el varón de Dios, enojado contra él, le
dijo: Al dar cinco o seis golpes, hubieras derrotado a Siria hasta no quedar
ninguno; pero ahora sólo tres veces derrotarás a Siria.
13:20 Y murió Eliseo, y lo sepultaron. Entrado el año,
vinieron bandas armadas de moabitas a la tierra.
13:21 Y aconteció que al sepultar unos a un hombre, súbitamente
vieron una banda armada, y arrojaron el cadáver en el sepulcro de
Eliseo; y cuando llegó a tocar el muerto los huesos de Eliseo, revivió,
y se levantó sobre sus pies.
13:22 Hazael, pues, rey de Siria, afligió a Israel todo el tiempo
de Joacaz.
13:23 Mas Jehová tuvo misericordia de ellos, y se compadeció
de ellos y los miró, a causa de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob;
y no quiso destruirlos ni echarlos de delante de su presencia hasta hoy.
13:24 Y murió Hazael rey de Siria, y reinó en su lugar
Ben-adad su hijo.
13:25 Y volvió Joás hijo de Joacaz y tomó de mano
de Ben-adad hijo de Hazael las ciudades que éste había tomado
en guerra de mano de Joacaz su padre. Tres veces lo derrotó Joás,
y restituyó las ciudades a Israel.
Capítulo 14
Reinado de Amasías
(2 Cr. 25.1-28)

14:1 En el año segundo de Joás hijo de Joacaz rey de Israel,
comenzó a reinar Amasías hijo de Joás rey de Judá.
14:2 Cuando comenzó a reinar era de veinticinco años,
y veintinueve años reinó en Jerusalén; el nombre de
su madre fue Joadán, de Jerusalén.
14:3 Y él hizo lo recto ante los ojos de Jehová, aunque
no como David su padre; hizo conforme a todas las cosas que había
hecho Joás su padre.
14:4 Con todo eso, los lugares altos no fueron quitados, porque el
pueblo aún sacrificaba y quemaba incienso en esos lugares altos.
14:5 Y cuando hubo afirmado en sus manos el reino, mató a los
siervos que habían dado muerte al rey su padre.
14:6 Pero no mató a los hijos de los que le dieron muerte, conforme
a lo que está escrito en el libro de la ley de Moisés, donde
Jehová mandó diciendo: No matarán a los padres por
los hijos, ni a los hijos por los padres, sino que cada uno morirá
por su propio pecado.
14:7 Este mató asimismo a diez mil edomitas en el Valle de la
Sal, y tomó a Sela en batalla, y la llamó Jocteel, hasta
hoy.
14:8 Entonces Amasías envió mensajeros a Joás
hijo de Joacaz, hijo de Jehú, rey de Israel, diciendo: Ven, para
que nos veamos las caras.
14:9 Y Joás rey de Israel envió a Amasías rey
de Judá esta respuesta: El cardo que está en el Líbano
envió a decir al cedro que está en el Líbano: Da tu
hija por mujer a mi hijo. Y pasaron las fieras que están en el Líbano,
y hollaron el cardo.
14:10 Ciertamente has derrotado a Edom, y tu corazón se ha envanecido;
gloríate pues, mas quédate en tu casa. ¿Para qué
te metes en un mal, para que caigas tú y Judá contigo?
14:11 Pero Amasías no escuchó; por lo cual subió
Joás rey de Israel, y se vieron las caras él y Amasías
rey de Judá, en Bet-semes, que es de Judá.
14:12 Y Judá cayó delante de Israel, y huyeron, cada
uno a su tienda.
14:13 Además Joás rey de Israel tomó a Amasías
rey de Judá, hijo de Joás hijo de Ocozías, en Bet-semes;
y vino a Jerusalén, y rompió el muro de Jerusalén
desde la puerta de Efraín hasta la puerta de la esquina, cuatrocientos
codos.
14:14 Y tomó todo el oro, y la plata, y todos los utensilios
que fueron hallados en la casa de Jehová, y en los tesoros de la
casa del rey, y a los hijos tomó en rehenes, y volvió a Samaria.
14:15 Los demás hechos que ejecutó Joás, y sus
hazañas, y cómo peleó contra Amasías rey de
Judá, ¿no está escrito en el libro de las crónicas
de los reyes de Israel?
14:16 Y durmió Joás con sus padres, y fue sepultado en
Samaria con los reyes de Israel; y reinó en su lugar Jeroboam su
hijo.
14:17 Y Amasías hijo de Joás, rey de Judá, vivió
después de la muerte de Joás hijo de Joacaz, rey de Israel,
quince años.
14:18 Los demás hechos de Amasías, ¿no están
escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá?
14:19 Conspiraron contra él en Jerusalén, y él
huyó a Laquis; pero le persiguieron hasta Laquis, y allá
lo mataron.
14:20 Lo trajeron luego sobre caballos, y lo sepultaron en Jerusalén
con sus padres, en la ciudad de David.
14:21 Entonces todo el pueblo de Judá tomó a Azarías,
que era de dieciséis años, y lo hicieron rey en lugar de
Amasías su padre.
14:22 Reedificó él a Elat, y la restituyó a Judá,
después que el rey durmió con sus padres.
Reinado de Jeroboam II
14:23 El año quince de Amasías hijo de Joás rey
de Judá, comenzó a reinar Jeroboam hijo de Joás sobre
Israel en Samaria; y reinó cuarenta y un años.
14:24 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, y no se apartó
de todos los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel.
14:25 El restauró los límites de Israel desde la entrada
de Hamat hasta el mar del Arabá, conforme a la palabra de Jehová
Dios de Israel, la cual él había hablado por su siervo Jonás
hijo de Amitai, profeta que fue de Gat-hefer.
14:26 Porque Jehová miró la muy amarga aflicción
de Israel; que no había siervo ni libre, ni quien diese ayuda a
Israel;
14:27 y Jehová no había determinado raer el nombre de
Israel de debajo del cielo; por tanto, los salvó por mano de Jeroboam
hijo de Joás.
14:28 Los demás hechos de Jeroboam, y todo lo que hizo, y su
valentía, y todas las guerras que hizo, y cómo restituyó
al dominio de Israel a Damasco y Hamat, que habían pertenecido a
Judá, ¿no está escrito en el libro de las crónicas
de los reyes de Israel?
14:29 Y durmió Jeroboam con sus padres, los reyes de Israel,
y reinó en su lugar Zacarías su hijo.
Capítulo 15
Reinado de Azarías
(2 Cr. 26. 3-5, 16-23)
15:1 En el año veintisiete de Jeroboam rey de Israel, comenzó
a reinar Azarías hijo de Amasías, rey de Judá.
15:2 Cuando comenzó a reinar era de dieciséis años,
y cincuenta y dos años reinó en Jerusalén; el nombre
de su madre fue Jecolías, de Jerusalén.
15:3 E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas
las cosas que su padre Amasías había hecho.
15:4 Con todo eso, los lugares altos no se quitaron, porque el pueblo
sacrificaba aún y quemaba incienso en los lugares altos.
15:5 Mas Jehová hirió al rey con lepra, y estuvo leproso
hasta el día de su muerte, y habitó en casa separada, y Jotam
hijo del rey tenía el cargo del palacio, gobernando al pueblo.
15:6 Los demás hechos de Azarías, y todo lo que hizo,
¿no está escrito en el libro de las crónicas de los
reyes de Judá?
15:7 Y durmió Azarías con sus padres,
y lo sepultaron con ellos en la ciudad de David, y reinó en su lugar
Jotam su hijo.
Reinado de Zacarías
15:8 En el año treinta y ocho de Azarías rey de Judá,
reinó Zacarías hijo de Jeroboam sobre Israel seis meses.
15:9 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, como habían
hecho sus padres; no se apartó de los pecados de Jeroboam hijo de
Nabat, el que hizo pecar a Israel.
15:10 Contra él conspiró Salum hijo de Jabes, y lo hirió
en presencia de su pueblo, y lo mató, y reinó en su lugar.
15:11 Los demás hechos de Zacarías, he aquí que
están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de
Israel.
15:12 Y esta fue la palabra de Jehová que había hablado
a Jehú, diciendo: Tus hijos hasta la cuarta generación se
sentarán en el trono de Israel. Y fue así.
Reinado de Salum
15:13 Salum hijo de Jabes comenzó a reinar en el año treinta
y nueve de Uzías rey de Judá, y reinó un mes en Samaria;
15:14 porque Manahem hijo de Gadi subió de Tirsa y vino a Samaria,
e hirió a Salum hijo de Jabes en Samaria y lo mató, y reinó
en su lugar.
15:15 Los demás hechos de Salum, y la conspiración que
tramó, he aquí que están escritos en el libro de las
crónicas de los reyes de Israel.
15:16 Entonces Manahem saqueó a Tifsa, y a todos los que estaban
en ella, y también sus alrededores desde Tirsa; la saqueó
porque no le habían abierto las puertas, y abrió el vientre
a todas sus mujeres que estaban encintas.
Reinado de Manahem
15:17 En el año treinta y nueve de Azarías rey de Judá,
reinó Manahem hijo de Gadi sobre Israel diez años, en Samaria.
15:18 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová; en todo su tiempo
no se apartó de los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, el que hizo
pecar a Israel.
15:19 Y vino Pul rey de Asiria a atacar la tierra; y Manahem dio a
Pul mil talentos de plata
para que le ayudara a confirmarse en el reino.
15:20 E impuso Manahem este dinero sobre Israel, sobre todos los poderosos
y opulentos; de cada uno cincuenta siclos de plata,
para dar al rey de Asiria; y el rey de Asiria se volvió, y no se
detuvo allí en el país.
15:21 Los demás hechos de Manahem, y todo lo que hizo, ¿no
está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de
Israel?
15:22 Y durmió Manahem con sus padres, y reinó en su
lugar Pekaía su hijo.
Reinado de Pekaía
15:23 En el año cincuenta de Azarías rey de Judá,
reinó Pekaía hijo de Manahem sobre Israel en Samaria, dos
años.
15:24 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová; no se apartó
de los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel.
15:25 Y conspiró contra él Peka hijo de Remalías,
capitán suyo, y lo hirió en Samaria, en el palacio de la
casa real, en compañía de Argob y de Arie, y de cincuenta
hombres de los hijos de los galaaditas; y lo mató, y reinó
en su lugar.
15:26 Los demás hechos de Pekaía, y todo lo que hizo,
he aquí que está escrito en el libro de las crónicas
de los reyes de Israel.
Reinado de Peka
15:27 En el año cincuenta y dos de Azarías rey de Judá,
reinó Peka hijo de Remalías sobre Israel en Samaria; y reinó
veinte años.
15:28 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová; no se apartó
de los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel.
15:29 En los días de Peka rey de Israel, vino Tiglat-pileser
rey de los asirios, y tomó a Ijón, Abel-bet-maaca, Janoa,
Cedes, Hazor, Galaad, Galilea, y toda la tierra de Neftalí; y los
llevó cautivos a Asiria.
15:30 Y Oseas hijo de Ela conspiró contra Peka hijo de Remalías,
y lo hirió y lo mató, y reinó en su lugar, a los veinte
años de Jotam hijo de Uzías.
15:31 Los demás hechos de Peka, y todo lo que hizo, he aquí
que está escrito en el libro de las crónicas de los reyes
de Israel.
Reinado de Jotam
(2 Cr. 27.1-9)
15:32 En el segundo año de Peka hijo de Remalías rey de
Israel, comenzó a reinar Jotam hijo de Uzías rey de Judá.
15:33 Cuando comenzó a reinar era de veinticinco años,
y reinó dieciséis años en Jerusalén. El nombre
de su madre fue Jerusa hija de Sadoc.
15:34 Y él hizo lo recto ante los ojos de Jehová; hizo
conforme a todas las cosas que había hecho su padre Uzías.
15:35 Con todo eso, los lugares altos no fueron quitados, porque el
pueblo sacrificaba aún, y quemaba incienso en los lugares altos.
Edificó él la puerta más alta de la casa de Jehová.
15:36 Los demás hechos de Jotam, y todo lo que hizo, ¿no
está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de
Judá?
15:37 En aquel tiempo comenzó Jehová a enviar contra
Judá a Rezín rey de Siria, y a Peka hijo de Remalías.
15:38 Y durmió Jotam con sus padres, y fue sepultado con ellos
en la ciudad de David su padre, y reinó en su lugar Acaz su hijo.
Capítulo 16
Reinado de Acaz
(2 Cr. 28.1-27)

16:1 En el año diecisiete de Peka hijo de Remalías, comenzó
a reinar Acaz hijo de Jotam rey de Judá.
16:2 Cuando comenzó a reinar Acaz era de veinte años,
y reinó en Jerusalén dieciséis años; y no hizo
lo recto ante los ojos de Jehová su Dios, como David su padre.
16:3 Antes anduvo en el camino de los reyes de Israel, y aun hizo pasar
por fuego a su hijo, según las prácticas abominables de las
naciones que Jehová echó de delante de los hijos de Israel.
16:4 Asimismo sacrificó y quemó incienso en los lugares
altos, y sobre los collados, y debajo de todo árbol frondoso.
16:5 Entonces Rezín rey de Siria y Peka hijo de Remalías,
rey de Israel, subieron a Jerusalén para hacer guerra y sitiar a
Acaz; mas no pudieron tomarla.
16:6 En aquel tiempo el rey de Edom recobró Elat para Edom,
y echó de Elat a los hombres de Judá; y los de Edom vinieron
a Elat y habitaron allí hasta hoy.
16:7 Entonces Acaz envió embajadores a Tiglat-pileser rey de
Asiria, diciendo: Yo soy tu siervo y tu hijo; sube, y defiéndeme
de mano del rey de Siria, y de mano del rey de Israel, que se han levantado
contra mí.
16:8 Y tomando Acaz la plata y el oro que se halló en la casa
de Jehová, y en los tesoros de la casa real, envió al rey
de Asiria un presente.
16:9 Y le atendió el rey de Asiria; pues subió el rey
de Asiria contra Damasco, y la tomó, y llevó cautivos a los
moradores a Kir, y mató a Rezín.
16:10 Después fue el rey Acaz a encontrar a Tiglat-pileser rey
de Asiria en Damasco; y cuando vio el rey Acaz el altar que estaba en Damasco,
envió al sacerdote Urías el diseño y la descripción
del altar, conforme a toda su hechura.
16:11 Y el sacerdote Urías edificó el altar; conforme
a todo lo que el rey Acaz había enviado de Damasco, así lo
hizo el sacerdote Urías, entre tanto que el rey Acaz venía
de Damasco.
16:12 Y luego que el rey vino de Damasco, y vio el altar, se acercó
el rey a él, y ofreció sacrificios en él;
16:13 y encendió su holocausto y su ofrenda, y derramó
sus libaciones, y esparció la sangre de sus sacrificios de paz junto
al altar.
16:14 E hizo acercar el altar de bronce
que estaba delante de Jehová, en la parte delantera de la casa,
entre el altar y el templo de Jehová, y lo puso al lado del altar
hacia el norte.
16:15 Y mandó el rey Acaz al sacerdote Urías, diciendo:
En el gran altar encenderás el holocausto de la mañana y
la ofrenda de la tarde, y el holocausto del rey y su ofrenda, y asimismo
el holocausto de todo el pueblo de la tierra y su ofrenda y sus libaciones;
y esparcirás sobre él toda la sangre del holocausto, y toda
la sangre del sacrificio. El altar de bronce será mío para
consultar en él.
16:16 E hizo el sacerdote Urías conforme a todas las cosas que
el rey Acaz le mandó.
16:17 Y cortó el rey Acaz los tableros de las basas, y les quitó
las fuentes; y quitó también el mar de sobre los bueyes de
bronce que estaban debajo de él,
y lo puso sobre el suelo de piedra.
16:18 Asimismo el pórtico para los días de reposo, que
habían edificado en la casa, y el pasadizo de afuera, el del rey,
los quitó del templo de Jehová, por causa del rey de Asiria.
16:19 Los demás hechos que puso por obra Acaz, ¿no están
todos escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá?
16:20 Y durmió el rey Acaz con sus padres,
y fue sepultado con ellos en la ciudad de David, y reinó en su lugar
su hijo Ezequías.
Capítulo 17

Caída de Samaria y cautiverio de Israel
17:1 En el año duodécimo de Acaz rey de Judá, comenzó
a reinar Oseas hijo de Ela en Samaria sobre Israel; y reinó nueve
años.
17:2 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, aunque no como
los reyes de Israel que habían sido antes de él.
17:3 Contra éste subió Salmanasar rey de los asirios;
y Oseas fue hecho su siervo, y le pagaba tributo.
17:4 Mas el rey de Asiria descubrió que Oseas conspiraba; porque
había enviado embajadores a So, rey de Egipto, y no pagaba tributo
al rey de Asiria, como lo hacía cada año; por lo que el rey
de Asiria le detuvo, y le aprisionó en la casa de la cárcel.
17:5 Y el rey de Asiria invadió todo el país, y sitió
a Samaria, y estuvo sobre ella tres años.
17:6 En el año nueve de Oseas, el rey de Asiria tomó
Samaria, y llevó a Israel cautivo a Asiria, y los puso en Halah,
en Habor junto al río Gozán, y en las ciudades de los medos.
17:7 Porque los hijos de Israel pecaron contra Jehová su Dios,
que los sacó de tierra de Egipto, de bajo la mano de Faraón
rey de Egipto, y temieron a dioses ajenos,
17:8 y anduvieron en los estatutos de las naciones que Jehová
había lanzado de delante de los hijos de Israel, y en los estatutos
que hicieron los reyes de Israel.
17:9 Y los hijos de Israel hicieron secretamente cosas no rectas contra
Jehová su Dios, edificándose lugares altos en todas sus ciudades,
desde las torres de las atalayas hasta las ciudades fortificadas,
17:10 y levantaron estatuas e imágenes de Asera en todo collado
alto, y debajo de todo árbol frondoso,
17:11 y quemaron allí incienso en todos los lugares altos, a
la manera de la naciones que Jehová había traspuesto de delante
de ellos, e hicieron cosas muy malas para provocar a ira a Jehová.
17:12 Y servían a los ídolos, de los cuales Jehová
les había dicho: Vosotros no habéis de hacer esto.
17:13 Jehová amonestó entonces a Israel y a Judá
por medio de todos los profetas y de todos los videntes, diciendo: Volveos
de vuestros malos caminos, y guardad mis mandamientos y mis ordenanzas,
conforme a todas las leyes que yo prescribí a vuestros padres, y
que os he enviado por medio de mis siervos los profetas.
17:14 Mas ellos no obedecieron, antes endurecieron su cerviz, como
la cerviz de sus padres, los cuales no creyeron en Jehová su Dios.
17:15 Y desecharon sus estatutos, y el pacto que él había
hecho con sus padres, y los testimonios que él había prescrito
a ellos; y siguieron la vanidad, y se hicieron vanos, y fueron en pos de
las naciones que estaban alrededor de ellos, de las cuales Jehová
les había mandado que no hiciesen a la manera de ellas.
17:16 Dejaron todos los mandamientos de Jehová su Dios, y se
hicieron imágenes fundidas de dos becerros,
y también imágenes de Asera, y adoraron a todo el ejército
de los cielos, y sirvieron a Baal;
17:17 e hicieron pasar a sus hijos y a sus hijas por fuego; y se dieron
a adivinaciones y agüeros,
y se entregaron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová, provocándole
a ira.
17:18 Jehová, por tanto, se airó en gran manera contra
Israel, y los quitó de delante de su rostro; y no quedó sino
sólo la tribu de Judá.
17:19 Mas ni aun Judá guardó los mandamientos de Jehová
su Dios, sino que anduvieron en los estatutos de Israel, los cuales habían
ellos hecho.
17:20 Y desechó Jehová a toda la descendencia de Israel,
y los afligió, y los entregó en manos de saqueadores, hasta
echarlos de su presencia.
17:21 Porque separó a Israel de la casa de David, y ellos hicieron
rey a Jeroboam hijo de Nabat; y Jeroboam apartó a Israel de en pos
de Jehová, y les hizo cometer gran pecado.
17:22 Y los hijos de Israel anduvieron en todos los pecados de Jeroboam
que él hizo, sin apartarse de ellos,
17:23 hasta que Jehová quitó a Israel de delante de su
rostro, como él lo había dicho por medio de todos los profetas
sus siervos; e Israel fue llevado cautivo de su tierra a Asiria, hasta
hoy.
Asiria puebla de nuevo a Samaria
17:24 Y trajo el rey de Asiria gente de Babilonia, de Cuta, de Ava,
de Hamat y de Sefarvaim, y los puso en las ciudades de Samaria, en lugar
de los hijos de Israel; y poseyeron a Samaria, y habitaron en sus ciudades.
17:25 Y aconteció al principio, cuando comenzaron a habitar
allí, que no temiendo ellos a Jehová, envió Jehová
contra ellos leones que los mataban.
17:26 Dijeron, pues, al rey de Asiria: Las gentes que tú trasladaste
y pusiste en las ciudades de Samaria, no conocen la ley del Dios de aquella
tierra, y él ha echado leones en medio de ellos, y he aquí
que los leones los matan, porque no conocen la ley del Dios de la tierra.
17:27 Y el rey de Asiria mandó, diciendo: Llevad allí
a alguno de los sacerdotes que trajisteis de allá, y vaya y habite
allí, y les enseñe la ley del Dios del país.
17:28 Y vino uno de los sacerdotes que habían llevado cautivo
de Samaria, y habitó en Bet-el, y les enseñó cómo
habían de temer a Jehová.
17:29 Pero cada nación se hizo sus dioses, y los pusieron en
los templos de los lugares altos que habían hecho los de Samaria;
cada nación en su ciudad donde habitaba.
17:30 Los de Babilonia hicieron a Sucot-benot, los de Cuta hicieron
a Nergal, y los de Hamat hicieron a Asima.
17:31 Los aveos hicieron a Nibhaz y a Tartac, y los de Sefarvaim quemaban
sus hijos en el fuego para adorar a Adramelec y a Anamelec, dioses de Sefarvaim.
17:32 Temían a Jehová, e hicieron del bajo pueblo sacerdotes
de los lugares altos, que sacrificaban para ellos en los templos de los
lugares altos.
17:33 Temían a Jehová, y honraban a sus dioses, según
la costumbre de las naciones de donde habían sido trasladados.
17:34 Hasta hoy hacen como antes: ni temen a Jehová, ni guardan
sus estatutos ni sus ordenanzas, ni hacen según la ley y los mandamientos
que prescribió Jehová a los hijos de Jacob, al cual puso
el nombre de Israel;
17:35 con los cuales Jehová había hecho pacto, y les
mandó diciendo: No temeréis a otros dioses, ni los adoraréis,
ni les serviréis, ni les haréis sacrificios.
17:36 Mas a Jehová, que os sacó de tierra de Egipto con
grande poder y brazo extendido, a éste temeréis,
y a éste adoraréis, y a éste haréis sacrificio.
17:37 Los estatutos y derechos y ley y mandamientos que os dio por
escrito, cuidaréis siempre de ponerlos por obra, y no temeréis
a dioses ajenos.
17:38 No olvidaréis el pacto que hice con vosotros, ni temeréis
a dioses ajenos;
17:39 mas temed a Jehová vuestro Dios, y él os librará
de mano de todos vuestros enemigos.
17:40 Pero ellos no escucharon; antes hicieron según su costumbre
antigua.
17:41 Así temieron a Jehová aquellas gentes, y al mismo
tiempo sirvieron a sus ídolos; y también sus hijos y sus
nietos, según como hicieron sus padres, así hacen hasta hoy.
Capítulo 18
Reinado de Ezequías
(2 Cr. 29.1-2)

18:1 En el tercer año de Oseas hijo de Ela, rey de Israel, comenzó
a reinar Ezequías hijo de Acaz rey de Judá.
18:2 Cuando comenzó a reinar era de veinticinco años,
y reinó en Jerusalén veintinueve años. El nombre de
su madre fue Abi hija de Zacarías.
18:3 Hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas
las cosas que había hecho David su padre.
18:4 El quitó los lugares altos, y quebró las imágenes,
y cortó los símbolos de Asera, e hizo pedazos la serpiente
de bronce que había hecho Moisés,
porque hasta entonces le quemaban incienso los hijos de Israel; y la llamó
Nehustán.
18:5 En Jehová Dios de Israel puso su esperanza; ni después
ni antes de él hubo otro como él entre todos los reyes de
Judá.
18:6 Porque siguió a Jehová, y no se apartó de
él, sino que guardó los mandamientos que Jehová prescribió
a Moisés.
18:7 Y Jehová estaba con él; y adondequiera que salía,
prosperaba. El se rebeló contra el rey de Asiria, y no le sirvió.
18:8 Hirió también a los filisteos hasta Gaza y sus fronteras,
desde las torres de las atalayas hasta la ciudad fortificada.
Caída de Samaria
18:9 En el cuarto año del rey Ezequías, que era el año
séptimo de Oseas hijo de Ela, rey de Israel, subió Salmanasar
rey de los asirios contra Samaria, y la sitió,
18:10 y la tomaron al cabo de tres años. En el año sexto
de Ezequías, el cual era el año noveno de Oseas rey de Israel,
fue tomada Samaria.
18:11 Y el rey de Asiria llevó cautivo a Israel a Asiria, y
los puso en Halah, en Habor junto al río Gozán, y en las
ciudades de los medos;
18:12 por cuanto no habían atendido a la voz de Jehová
su Dios, sino que habían quebrantado su pacto; y todas las cosas
que Moisés siervo de Jehová había mandado, no las
habían escuchado, ni puesto por obra.
Senaquerib invade a Judá
(2 Cr. 32.1-19; Is.
36.1-22)
18:13 A los catorce años del rey Ezequías, subió
Senaquerib rey de Asiria contra todas las ciudades fortificadas de Judá,
y las tomó.
18:14 Entonces Ezequías rey de Judá envió a decir
al rey de Asiria que estaba en Laquis: Yo he pecado; apártate de
mí, y haré todo lo que me impongas. Y el rey de Asiria impuso
a Ezequías rey de Judá trescientos talentos de plata,
y treinta talentos de oro.
18:15 Dio, por tanto, Ezequías toda la plata que fue hallada
en la casa de Jehová, y en los tesoros de la casa real.
18:16 Entonces Ezequías quitó el oro de las puertas del
templo de Jehová y de los quiciales que el mismo rey Ezequías
había cubierto de oro, y lo dio al rey de Asiria.
18:17 Después el rey de Asiria envió contra el rey Ezequías
al Tartán, al Rabsaris y al Rabsaces, con un gran ejército,
desde Laquis contra Jerusalén, y subieron y vinieron a Jerusalén.
Y habiendo subido, vinieron y acamparon junto al acueducto del estanque
de arriba, en el camino de la heredad del Lavador.
18:18 Llamaron luego al rey, y salió a ellos Eliaquim hijo de
Hilcías, mayordomo, y Sebna escriba, y Joa hijo de Asaf, canciller.
18:19 Y les dijo el Rabsaces: Decid ahora a Ezequías: Así
dice el gran rey de Asiria: ¿Qué confianza es esta en que
te apoyas?
18:20 Dices (pero son palabras vacías): Consejo tengo y fuerzas
para la guerra. Mas ¿en qué confías, que te has rebelado
contra mí?
18:21 He aquí que confías en este báculo de caña
cascada, en Egipto, en el cual si alguno se apoyare, se le entrará
por la mano y la traspasará. Tal es Faraón rey de Egipto
para todos los que en él confían.
18:22 Y si me decís: Nosotros confiamos en Jehová nuestro
Dios, ¿no es éste aquel cuyos lugares altos y altares ha
quitado Ezequías, y ha dicho a Judá y a Jerusalén:
Delante de este altar adoraréis en Jerusalén?
18:23 Ahora, pues, yo te ruego que des rehenes a mi señor, el
rey de Asiria, y yo te daré dos mil caballos, si tú puedes
dar jinetes para ellos.
18:24 ¿Cómo, pues, podrás resistir a un capitán,
al menor de los siervos de mi señor, aunque estés confiado
en Egipto con sus carros y su gente de a caballo?
18:25 ¿Acaso he venido yo ahora sin Jehová a este lugar,
para destruirlo? Jehová me ha dicho: Sube a esta tierra, y destrúyela.
18:26 Entonces dijo Eliaquim hijo de Hilcías, y Sebna y Joa,
al Rabsaces: Te rogamos que hables a tus siervos en arameo, porque nosotros
lo entendemos, y no hables con nosotros en lengua de Judá a oídos
del pueblo que está sobre el muro.
18:27 Y el Rabsaces les dijo: ¿Me ha enviado mi señor
para decir estas palabras a ti y a tu señor, y no a los hombres
que están sobre el muro, expuestos a comer su propio estiércol
y beber su propia orina con vosotros?
18:28 Entonces el Rabsaces se puso en pie y clamó a gran voz
en lengua de Judá, y habló diciendo: Oíd la palabra
del gran rey, el rey de Asiria.
18:29 Así ha dicho el rey: No os engañe Ezequías,
porque no os podrá librar de mi mano.
18:30 Y no os haga Ezequías confiar en Jehová, diciendo:
Ciertamente nos librará Jehová, y esta ciudad no será
entregada en mano del rey de Asiria.
18:31 No escuchéis a Ezequías, porque así dice
el rey de Asiria: Haced conmigo paz, y salid a mí, y coma cada uno
de su vid y de su higuera, y beba cada uno las aguas de su pozo,
18:32 hasta que yo venga y os lleve a una tierra como la vuestra, tierra
de grano y de vino, tierra de pan y de viñas, tierra de olivas,
de aceite, y de miel; y viviréis, y no moriréis. No oigáis
a Ezequías, porque os engaña cuando dice: Jehová nos
librará.
18:33 ¿Acaso alguno de los dioses de las naciones ha librado
su tierra de la mano del rey de Asiria?
18:34 ¿Dónde está el dios de Hamat y de Arfad?
¿Dónde está el dios de Sefarvaim, de Hena, y de Iva?
¿Pudieron éstos librar a Samaria de mi mano?
18:35 ¿Qué dios de todos los dioses de estas tierras
ha librado su tierra de mi mano, para que Jehová libre de mi mano
a Jerusalén?
18:36 Pero el pueblo calló, y no le respondió palabra;
porque había mandamiento del rey, el cual había dicho: No
le respondáis.
18:37 Entonces Eliaquim hijo de Hilcías, mayordomo, y Sebna
escriba, y Joa hijo de Asaf, canciller, vinieron a Ezequías, rasgados
sus vestidos, y le contaron las palabras del Rabsaces.
Capítulo 19
Judá es librado de Senaquerib
(2 Cr. 32.20-23;
Is.
37.1-38)

19:1 Cuando el rey Ezequías lo oyó, rasgó sus vestidos
y se cubrió de cilicio, y entró en la casa de Jehová.
19:2 Y envió a Eliaquim mayordomo, a Sebna escriba y a los ancianos
de los sacerdotes, cubiertos de cilicio, al profeta Isaías hijo
de Amoz,
19:3 para que le dijesen: Así ha dicho Ezequías: Este
día es día de angustia, de reprensión y de blasfemia;
porque los hijos están a punto de nacer, y la que da a luz no tiene
fuerzas.
19:4 Quizá oirá Jehová tu Dios todas las palabras
del Rabsaces, a quien el rey de los asirios su señor ha enviado
para blasfemar al Dios viviente, y para vituperar con palabras, las cuales
Jehová tu Dios ha oído; por tanto, eleva oración por
el remanente que aún queda.
19:5 Vinieron, pues, los siervos del rey Ezequías a Isaías.
19:6 E Isaías les respondió: Así diréis
a vuestro señor: Así ha dicho Jehová: No temas por
las palabras que has oído, con las cuales me han blasfemado los
siervos del rey de Asiria.
19:7 He aquí pondré yo en él un espíritu,
y oirá rumor, y volverá a su tierra; y haré que en
su tierra caiga a espada.
19:8 Y regresando el Rabsaces, halló al rey de Asiria combatiendo
contra Libna; porque oyó que se había ido de Laquis.
19:9 Y oyó decir que Tirhaca rey de Etiopía había
salido para hacerle guerra. Entonces volvió él y envió
embajadores a Ezequías, diciendo:
19:10 Así diréis a Ezequías rey de Judá:
No te engañe tu Dios en quien tú confías, para decir:
Jerusalén no será entregada en mano del rey de Asiria.
19:11 He aquí tú has oído lo que han hecho los
reyes de Asiria a todas las tierras, destruyéndolas; ¿y escaparás
tú?
19:12 ¿Acaso libraron sus dioses a las naciones que mis padres
destruyeron, esto es, Gozán, Harán, Resef, y los hijos de
Edén que estaban en Telasar?
19:13 ¿Dónde está el rey de Hamat, el rey de Arfad,
y el rey de la ciudad de Sefarvaim, de Hena y de Iva?
19:14 Y tomó Ezequías las cartas de mano de los embajadores;
y después que las hubo leído, subió a la casa de Jehová,
y las extendió Ezequías delante de Jehová.
19:15 Y oró Ezequías delante de Jehová, diciendo:
Jehová Dios de Israel, que moras entre los querubines,
sólo tú eres Dios de todos los reinos de la tierra; tú
hiciste el cielo y la tierra.
19:16 Inclina, oh Jehová, tu oído, y oye; abre, oh Jehová,
tus ojos, y mira; y oye las palabras de Senaquerib, que ha enviado a blasfemar
al Dios viviente.
19:17 Es verdad, oh Jehová, que los reyes de Asiria han destruido
las naciones y sus tierras;
19:18 y que echaron al fuego a sus dioses, por cuanto ellos no eran
dioses, sino obra de manos de hombres, madera o piedra, y por eso los destruyeron.
19:19 Ahora, pues, oh Jehová Dios nuestro, sálvanos,
te ruego, de su mano, para que sepan todos los reinos de la tierra que
sólo tú, Jehová, eres Dios.
19:20 Entonces Isaías hijo de Amoz envió a decir a Ezequías:
Así ha dicho Jehová, Dios de Israel: Lo que me pediste acerca
de Senaquerib rey de Asiria, he oído.
19:21 Esta es la palabra que Jehová ha pronunciado acerca de
él: La virgen hija de Sion te menosprecia, te escarnece; detrás
de ti mueve su cabeza la hija de Jerusalén.
19:22 ¿A quién has vituperado y blasfemado? ¿y
contra quién has alzado la voz, y levantado en alto tus ojos? Contra
el Santo de Israel.
19:23 Por mano de tus mensajeros has vituperado a Jehová, y
has dicho: Con la multitud de mis carros he subido a las alturas de los
montes, a lo más inaccesible del Líbano; cortaré sus
altos cedros, sus cipreses más escogidos; me alojaré en sus
más remotos lugares, en el bosque de sus feraces campos.
19:24 Yo he cavado y bebido las aguas extrañas, he secado con
las plantas de mis pies todos los ríos de Egipto.
19:25 ¿Nunca has oído que desde tiempos antiguos yo lo
hice, y que desde los días de la antigüedad lo tengo ideado?
Y ahora lo he hecho venir, y tú serás para hacer desolaciones,
para reducir las ciudades fortificadas a montones de escombros.
19:26 Sus moradores fueron de corto poder; fueron acobardados y confundidos;
vinieron a ser como la hierba del campo, y como hortaliza verde, como heno
de los terrados, marchitado antes de su madurez.
19:27 He conocido tu situación, tu salida y tu entrada, y tu
furor contra mí.
19:28 Por cuanto te has airado contra mí, por cuanto tu arrogancia
ha subido a mis oídos, yo pondré mi garfio en tu nariz, y
mi freno en tus labios, y te haré volver por el camino por donde
viniste.
19:29 Y esto te daré por señal, oh Ezequías: Este
año comeréis lo que nacerá de suyo, y el segundo año
lo que nacerá de suyo; y el tercer año sembraréis,
y segaréis, y plantaréis viñas, y comeréis
el fruto de ellas.
19:30 Y lo que hubiere escapado, lo que hubiere quedado de la casa
de Judá, volverá a echar raíces abajo, y llevará
fruto arriba.
19:31 Porque saldrá de Jerusalén remanente, y del monte
de Sion los que se salven. El celo de Jehová de los ejércitos
hará esto.
19:32 Por tanto, así dice Jehová acerca del rey de Asiria:
No entrará en esta ciudad, ni echará saeta en ella; ni vendrá
delante de ella con escudo, ni levantará contra ella baluarte.
19:33 Por el mismo camino que vino, volverá, y no entrará
en esta ciudad, dice Jehová.
19:34 Porque yo ampararé esta ciudad para salvarla, por amor
a mí mismo, y por amor a David mi siervo.
19:35 Y aconteció que aquella misma noche salió el ángel
de Jehová, y mató en el campamento de los asirios a ciento
ochenta y cinco mil; y cuando se levantaron por la mañana, he aquí
que todo era cuerpos de muertos.
19:36 Entonces Senaquerib rey de Asiria se fue, y volvió a Nínive,
donde se quedó.
19:37 Y aconteció que mientras él adoraba en el templo
de Nisroc su dios, Adramelec y Sarezer sus hijos lo hirieron a espada,
y huyeron a tierra de Ararat. Y reinó en su lugar Esarhadón
su hijo.
Capítulo 20
Enfermedad de Ezequías
(2 Cr. 32.24-26;
Is.
38.1-22)

20:1 En aquellos días Ezequías cayó enfermo de muerte.
Y vino a él el profeta Isaías hijo de Amoz, y le dijo: Jehová
dice así: Ordena tu casa, porque morirás, y no vivirás.
20:2 Entonces él volvió su rostro a la pared, y oró
a Jehová y dijo:
20:3 Te ruego, oh Jehová, te ruego que hagas memoria de que
he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón,
y que he hecho las cosas que te agradan. Y lloró Ezequías
con gran lloro.
20:4 Y antes que Isaías saliese hasta la mitad del patio, vino
palabra de Jehová a Isaías, diciendo:
20:5 Vuelve, y di a Ezequías, príncipe de mi pueblo:
Así dice Jehová, el Dios de David tu padre: Yo he oído
tu oración, y he visto tus lágrimas; he aquí que yo
te sano; al tercer día subirás a la casa de Jehová.
20:6 Y añadiré a tus días quince años,
y te libraré a ti y a esta ciudad de mano del rey de Asiria; y ampararé
esta ciudad por amor a mí mismo, y por amor a David mi siervo.
20:7 Y dijo Isaías: Tomad masa de higos. Y tomándola,
la pusieron sobre la llaga, y sanó.
20:8 Y Ezequías había dicho a Isaías: ¿Qué
señal tendré de que Jehová me sanará, y que
subiré a la casa de Jehová al tercer día?
20:9 Respondió Isaías: Esta señal tendrás
de Jehová, de que hará Jehová esto que ha dicho: ¿Avanzará
la sombra diez grados, o retrocederá diez grados?
20:10 Y Ezequías respondió: Fácil cosa es que
la sombra decline diez grados; pero no que la sombra vuelva atrás
diez grados.
20:11 Entonces el profeta Isaías clamó a Jehová;
e hizo volver la sombra por los grados que había descendido en el
reloj de Acaz, diez grados atrás.
Ezequías recibe a los enviados de Babilonia
(2 Cr. 32.27-31;
Is. 39.1-8)
20:12 En aquel tiempo Merodac-baladán hijo de Baladán,
rey de Babilonia, envió mensajeros con cartas y presentes a Ezequías,
porque había oído que Ezequías había caído
enfermo.
20:13 Y Ezequías los oyó, y les mostró toda la
casa de sus tesoros, plata, oro, y especias, y ungüentos preciosos,
y la casa de sus armas, y todo lo que había en sus tesoros; ninguna
cosa quedó que Ezequías no les mostrase, así en su
casa como en todos sus dominios.
20:14 Entonces el profeta Isaías vino al rey Ezequías,
y le dijo: ¿Qué dijeron aquellos varones, y de dónde
vinieron a ti? Y Ezequías le respondió: De lejanas tierras
han venido, de Babilonia.
20:15 Y él le volvió a decir: ¿Qué vieron
en tu casa? Y Ezequías respondió: Vieron todo lo que había
en mi casa; nada quedó en mis tesoros que no les mostrase.
20:16 Entonces Isaías dijo a Ezequías: Oye palabra de
Jehová:
20:17 He aquí vienen días en que todo lo que está
en tu casa, y todo lo que tus padres han atesorado hasta hoy, será
llevado a Babilonia, sin quedar nada, dijo Jehová.
20:18 Y de tus hijos que saldrán de ti, que habrás engendrado,
tomarán, y serán eunucos en el palacio del rey de Babilonia.
20:19 Entonces Ezequías dijo a Isaías: La palabra de
Jehová que has hablado, es buena. Después dijo: Habrá
al menos paz y seguridad en mis días.
Muerte de Ezequías
(2 Cr. 32.32-33)
20:20 Los demás hechos de Ezequías, y todo su poderío,
y cómo hizo el estanque y el conducto, y metió las aguas
en la ciudad, ¿no está escrito en el libro de las crónicas
de los reyes de Judá?
20:21 Y durmió Ezequías con sus padres, y reinó
en su lugar Manasés su hijo.
Capítulo 21
Reinado de Manasés
(2 Cr. 33.1-20)

21:1 De doce años era Manasés cuando comenzó a reinar,
y reinó en Jerusalén cincuenta y cinco años; el nombre
de su madre fue Hepsiba.
21:2 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová,
según las abominaciones de las naciones que Jehová había
echado de delante de los hijos de Israel.
21:3 Porque volvió a edificar los lugares altos que Ezequías
su padre había derribado, y levantó altares a Baal, e hizo
una imagen de Asera, como había hecho Acab rey de Israel; y adoró
a todo el ejército de los cielos, y rindió culto a aquellas
cosas.
21:4 Asimismo edificó altares en la casa de Jehová, de
la cual Jehová había dicho: Yo pondré mi nombre en
Jerusalén.
21:5 Y edificó altares para todo el ejército de los cielos
en los dos atrios de la casa de Jehová.
21:6 Y pasó a su hijo por fuego, y se dio a observar los tiempos,
y fue agorero, e instituyó encantadores y adivinos, multiplicando
así el hacer lo malo ante los ojos de Jehová, para provocarlo
a ira.
21:7 Y puso una imagen de Asera que él había hecho, en
la casa de la cual Jehová había dicho a David y a Salomón
su hijo: Yo pondré mi nombre para siempre en esta casa, y en Jerusalén,
a la cual escogí de todas las tribus de Israel;
21:8 y no volveré a hacer que el pie de Israel sea movido de
la tierra que di a sus padres, con tal que guarden y hagan conforme a todas
las cosas que yo les he mandado, y conforme a toda la ley que mi siervo
Moisés les mandó.
21:9 Mas ellos no escucharon; y Manasés los indujo a que hiciesen
más mal que las naciones que Jehová destruyó delante
de los hijos de Israel.
21:10 Habló, pues, Jehová por medio de sus siervos los
profetas, diciendo:
21:11 Por cuanto Manasés rey de Judá ha hecho estas abominaciones,
y ha hecho más mal que todo lo que hicieron los amorreos que fueron
antes de él, y también ha hecho pecar a Judá con sus
ídolos;
21:12 por tanto, así ha dicho Jehová el Dios de Israel:
He aquí yo traigo tal mal sobre Jerusalén y sobre Judá,
que al que lo oyere le retiñirán ambos oídos.
21:13 Y extenderé sobre Jerusalén el cordel de Samaria
y la plomada de la casa de Acab; y limpiaré a Jerusalén como
se limpia un plato, que se friega y se vuelve boca abajo.
21:14 Y desampararé el resto de mi heredad, y lo entregaré
en manos de sus enemigos; y serán para presa y despojo de todos
sus adversarios;
21:15 por cuanto han hecho lo malo ante mis ojos, y me han provocado
a ira, desde el día que sus padres salieron de Egipto hasta hoy.
21:16 Fuera de esto, derramó Manasés mucha sangre inocente
en gran manera, hasta llenar a Jerusalén de extremo a extremo; además
de su pecado con que hizo pecar a Judá, para que hiciese lo malo
ante los ojos de Jehová.
21:17 Los demás hechos de Manasés, y todo lo que hizo,
y el pecado que cometió, ¿no está todo escrito en
el libro de las crónicas de los reyes de Judá?
21:18 Y durmió Manasés con sus padres, y fue sepultado
en el huerto de su casa, en el huerto de Uza, y reinó en su lugar
Amón su hijo.
Reinado de Amón
(2 Cr. 33.21-25)
21:19 De veintidós años era Amón cuando comenzó
a reinar, y reinó dos años en Jerusalén. El nombre
de su madre fue Mesulemet hija de Haruz, de Jotba.
21:20 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, como había
hecho Manasés su padre.
21:21 Y anduvo en todos los caminos en que su padre anduvo, y sirvió
a los ídolos a los cuales había servido su padre, y los adoró;
21:22 y dejó a Jehová el Dios de sus padres, y no anduvo
en el camino de Jehová.
21:23 Y los siervos de Amón conspiraron contra él, y
mataron al rey en su casa.
21:24 Entonces el pueblo de la tierra mató a todos los que habían
conspirado contra el rey Amón; y puso el pueblo de la tierra por
rey en su lugar a Josías su hijo.
21:25 Los demás hechos de Amón, ¿no están
todos escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá?
21:26 Y fue sepultado en su sepulcro en el huerto de Uza, y reinó
en su lugar Josías su hijo.
Capítulo 22
Reinado de Josías
(2 Cr. 34.1-2)
22:1 Cuando Josías comenzó
a reinar era de ocho años, y reinó en Jerusalén treinta
y un años. El nombre de su madre fue Jedida hija de Adaía,
de Boscat.
22:2 E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, y anduvo en todo
el camino de David su padre, sin apartarse a derecha ni a izquierda.
Hallazgo del libro de la ley
(2 Cr. 34.8-33)
22:3 A los dieciocho años del rey Josías, envió
el rey a Safán hijo de Azalía, hijo de Mesulam, escriba,
a la casa de Jehová, diciendo:
22:4 Ve al sumo sacerdote Hilcías, y dile que recoja el dinero
que han traído a la casa de Jehová, que han recogido del
pueblo los guardianes de la puerta,
22:5 y que lo pongan en manos de los que hacen la obra, que tienen
a su cargo el arreglo de la casa de Jehová, y que lo entreguen a
los que hacen la obra de la casa de Jehová, para reparar las grietas
de la casa;
22:6 a los carpinteros, maestros y albañiles, para comprar madera
y piedra de cantería para reparar la casa;
22:7 y que no se les tome cuenta del dinero cuyo manejo se les confiare,
porque ellos proceden con honradez.
22:8 Entonces dijo el sumo sacerdote Hilcías al escriba Safán:
He hallado el libro de la ley en la casa de Jehová. E Hilcías
dio el libro a Safán, y lo leyó.
22:9 Viniendo luego el escriba Safán al rey, dio cuenta al rey
y dijo: Tus siervos han recogido el dinero que se halló en el templo,
y lo han entregado en poder de los que hacen la obra, que tienen a su cargo
el arreglo de la casa de Jehová.
22:10 Asimismo el escriba Safán declaró al rey, diciendo:
El sacerdote Hilcías me ha dado un libro. Y lo leyó Safán
delante del rey.
22:11 Y cuando el rey hubo oído las palabras del libro de la
ley, rasgó sus vestidos.
22:12 Luego el rey dio orden al sacerdote Hilcías, a Ahicam
hijo de Safán, a Acbor hijo de Micaías, al escriba Safán
y a Asaías siervo del rey, diciendo:
22:13 Id y preguntad a Jehová por mí, y por el pueblo,
y por todo Judá, acerca de las palabras de este libro que se ha
hallado; porque grande es la ira de Jehová que se ha encendido contra
nosotros, por cuanto nuestros padres no escucharon las palabras de este
libro, para hacer conforme a todo lo que nos fue escrito.
22:14 Entonces fueron el sacerdote Hilcías, y Ahicam, Acbor,
Safán y Asaías, a la profetisa Hulda, mujer de Salum hijo
de Ticva, hijo de Harhas, guarda de las vestiduras, la cual moraba en Jerusalén
en la segunda parte de la ciudad, y hablaron con ella.
22:15 Y ella les dijo: Así ha dicho Jehová el Dios de
Israel: Decid al varón que os envió a mí:
22:16 Así dijo Jehová: He aquí yo traigo sobre
este lugar, y sobre los que en él moran, todo el mal de que habla
este libro que ha leído el rey de Judá;
22:17 por cuanto me dejaron a mí, y quemaron incienso a dioses
ajenos, provocándome a ira con toda la obra de sus manos; mi ira
se ha encendido contra este lugar, y no se apagará.
22:18 Mas al rey de Judá que os ha enviado para que preguntaseis
a Jehová, diréis así: Así ha dicho Jehová
el Dios de Israel: Por cuanto oíste las palabras del libro,
22:19 y tu corazón se enterneció, y te humillaste delante
de Jehová, cuando oíste lo que yo he pronunciado contra este
lugar y contra sus moradores, que vendrán a ser asolados y malditos,
y rasgaste tus vestidos, y lloraste en mi presencia, también yo
te he oído, dice Jehová.
22:20 Por tanto, he aquí yo te recogeré con tus padres,
y serás llevado a tu sepulcro en paz, y no verán tus ojos
todo el mal que yo traigo sobre este lugar. Y ellos dieron al rey la respuesta.
Capítulo 23
23:1 Entonces el rey mandó reunir con él a todos los ancianos
de Judá y de Jerusalén.
23:2 Y subió el rey a la casa de Jehová con todos los
varones de Judá, y con todos los moradores de Jerusalén,
con los sacerdotes y profetas y con todo el pueblo, desde el más
chico hasta el más grande; y leyó, oyéndolo ellos,
todas las palabras del libro del pacto que había sido hallado en
la casa de Jehová.
23:3 Y poniéndose el rey en pie junto a la columna, hizo pacto
delante de Jehová, de que irían en pos de Jehová,
y guardarían sus mandamientos, sus testimonios y sus estatutos,
con todo el corazón y con toda el alma, y que cumplirían
las palabras del pacto que estaban escritas en aquel libro. Y todo el pueblo
confirmó el pacto.
Reformas de Josías
(2 Cr. 34.3-7)
23:4 Entonces mandó el rey al sumo sacerdote Hilcías,
a los sacerdotes de segundo orden, y a los guardianes de la puerta, que
sacasen del templo de Jehová todos los utensilios que habían
sido hechos para Baal, para Asera y para todo el ejército de los
cielos; y los quemó fuera de Jerusalén en el campo del Cedrón,
e hizo llevar las cenizas de ellos a Bet-el.
23:5 Y quitó a los sacerdotes idólatras que habían
puesto los reyes de Judá para que quemasen incienso en los lugares
altos en las ciudades de Judá, y en los alrededores de Jerusalén;
y asimismo a los que quemaban incienso a Baal, al sol y a la luna, y a
los signos del zodíaco, y a todo el ejército de los cielos.
23:6 Hizo también sacar la imagen de Asera fuera de la casa
de Jehová, fuera de Jerusalén, al valle del Cedrón,
y la quemó en el valle del Cedrón, y la convirtió
en polvo, y echó el polvo sobre los sepulcros de los hijos del pueblo.
23:7 Además derribó los lugares de prostitución
idolátrica que estaban en la casa de Jehová, en los cuales
tejían las mujeres tiendas para Asera.
23:8 E hizo venir todos los sacerdotes de las ciudades de Judá,
y profanó los lugares altos donde los sacerdotes quemaban incienso,
desde Geba hasta Beerseba; y derribó los altares de las puertas
que estaban a la entrada de la puerta de Josué, gobernador de la
ciudad, que estaban a la mano izquierda, a la puerta de la ciudad.
23:9 Pero los sacerdotes de los lugares altos no subían al altar
de Jehová en Jerusalén, sino que comían panes sin
levadura entre sus hermanos.
23:10 Asimismo profanó a Tofet, que está en el valle
del hijo de Hinom,
para que ninguno pasase su hijo o su hija por fuego a Moloc.
23:11 Quitó también los caballos que los reyes de Judá
habían dedicado al sol a la entrada del templo de Jehová,
junto a la cámara de Natán-melec eunuco, el cual tenía
a su cargo los ejidos; y quemó al fuego los carros del sol.
23:12 Derribó además el rey los altares que estaban sobre
la azotea de la sala de Acaz, que los reyes de Judá habían
hecho, y los altares que había hecho Manasés en los dos atrios
de la casa de Jehová;
y de allí corrió y arrojó el polvo al arroyo del Cedrón.
23:13 Asimismo profanó el rey los lugares altos que estaban
delante de Jerusalén, a la mano derecha del monte de la destrucción,
los cuales Salomón rey de Israel había edificado a Astoret
ídolo abominable de los sidonios, a Quemos ídolo abominable
de Moab, y a Milcom ídolo abominable de los hijos de Amón.
23:14 Y quebró las estatuas, y derribó las imágenes
de Asera, y llenó el lugar de ellos de huesos de hombres.
23:15 Igualmente el altar que estaba en Bet-el, y el lugar alto que
había hecho Jeroboam hijo de Nabat,
el que hizo pecar a Israel; aquel altar y el lugar alto destruyó,
y lo quemó, y lo hizo polvo, y puso fuego a la imagen de Asera.
23:16 Y se volvió Josías, y viendo los sepulcros que
estaban allí en el monte, envió y sacó los huesos
de los sepulcros, y los quemó sobre el altar para contaminarlo,
conforme a la palabra de Jehová que había profetizado el
varón de Dios, el cual había anunciado esto.
23:17 Después dijo: ¿Qué monumento es este que
veo? Y los de la ciudad le respondieron: Este es el sepulcro del varón
de Dios que vino de Judá, y profetizó estas cosas que tú
has hecho sobre el altar de Bet-el.
23:18 Y él dijo: Dejadlo; ninguno mueva sus huesos; y así
fueron preservados sus huesos, y los huesos del profeta que había
venido de Samaria.
23:19 Y todas las casas de los lugares altos que estaban en las ciudades
de Samaria, las cuales habían hecho los reyes de Israel para provocar
a ira, las quitó también Josías, e hizo de ellas como
había hecho en Bet-el.
23:20 Mató además sobre los altares a todos los sacerdotes
de los lugares altos que allí estaban, y quemó sobre ellos
huesos de hombres, y volvió a Jerusalén.
Josías celebra la pascua
(2 Cr. 35.1-19)
23:21 Entonces mandó el rey a todo el pueblo, diciendo: Haced
la pascua a Jehová vuestro Dios, conforme a lo que está escrito
en el libro de este pacto.
23:22 No había sido hecha tal pascua desde los tiempos en que
los jueces gobernaban a Israel, ni en todos los tiempos de los reyes de
Israel y de los reyes de Judá.
23:23 A los dieciocho años del rey Josías fue hecha aquella
pascua a Jehová en Jerusalén.
Persiste la ira de Jehová contra Judá
23:24 Asimismo barrió Josías a los encantadores, adivinos
y terafines, y todas las abominaciones que se veían en la tierra
de Judá y en Jerusalén, para cumplir las palabras de la ley
que estaban escritas en el libro que el sacerdote Hilcías había
hallado en la casa de Jehová.
23:25 No hubo otro rey antes de él, que se convirtiese a Jehová
de todo su corazón, de toda su alma y de todas sus fuerzas, conforme
a toda la ley de Moisés; ni después de él nació
otro igual.
23:26 Con todo eso, Jehová no desistió del ardor con
que su gran ira se había encendido contra Judá, por todas
las provocaciones con que Manasés le había irritado.
23:27 Y dijo Jehová: También quitaré de mi presencia
a Judá, como quité a Israel, y desecharé a esta ciudad
que había escogido, a Jerusalén, y a la casa de la cual había
yo dicho: Mi nombre estará allí.
Muerte de Josías
(2 Cr. 35.20-27)
23:28 Los demás hechos de Josías, y todo lo que hizo,
¿no está todo escrito en el libro de las crónicas
de los reyes de Judá?
23:29 En aquellos días Faraón Necao rey de Egipto subió
contra el rey de Asiria al río Eufrates, y salió contra él
el rey Josías; pero aquél, así que le vio, lo mató
en Meguido.
23:30 Y sus siervos lo pusieron en un carro, y lo trajeron muerto de
Meguido a Jerusalén, y lo sepultaron en su sepulcro. Entonces el
pueblo de la tierra tomó a Joacaz hijo de Josías, y lo ungieron
y lo pusieron por rey en lugar de su padre.
Reinado y destronamiento de Joacaz
(2 Cr. 36.1-4)
23:31 De veintitrés años era Joacaz cuando comenzó
a reinar, y reinó tres meses en Jerusalén. El nombre de su
madre fue Hamutal hija de Jeremías, de Libna.
23:32 Y él hizo lo malo ante los ojos de Jehová, conforme
a todas las cosas que sus padres habían hecho.
23:33 Y lo puso preso Faraón Necao en Ribla en la provincia
de Hamat, para que no reinase en Jerusalén; e impuso sobre la tierra
una multa de cien talentos de plata,
y uno de oro.
23:34 Entonces Faraón Necao puso por rey a Eliaquim hijo de
Josías, en lugar de Josías su padre, y le cambió el
nombre por el de Joacim; y tomó a Joacaz y lo llevó a Egipto,
y murió allí.
23:35 Y Joacim pagó a Faraón la plata y el oro; mas hizo
avaluar la tierra para dar el dinero conforme al mandamiento de Faraón,
sacando la plata y el oro del pueblo de la tierra, de cada uno según
la estimación de su hacienda, para darlo a Faraón Necao.
Reinado de Joacim
(2 Cr. 36.5-8)
23:36 De veinticinco años era Joacim
cuando comenzó a reinar, y once años reinó en Jerusalén.
El nombre de su madre fue Zebuda hija de Pedaías, de Ruma.
23:37 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, conforme a todas
las cosas que sus padres habían hecho.
Capítulo 24

24:1 En su tiempo subió en campaña Nabucodonosor rey de Babilonia.
Joacim vino a ser su siervo por tres años, pero luego volvió
y se rebeló contra él.
24:2 Pero Jehová envió contra Joacim tropas de caldeos,
tropas de sirios, tropas de moabitas y tropas de amonitas, los cuales envió
contra Judá para que la destruyesen, conforme a la palabra de Jehová
que había hablado por sus siervos los profetas.
24:3 Ciertamente vino esto contra Judá por mandato de Jehová,
para quitarla de su presencia, por los pecados de Manasés, y por
todo lo que él hizo;
24:4 asimismo por la sangre inocente que derramó, pues llenó
a Jerusalén de sangre inocente; Jehová, por tanto, no quiso
perdonar.
24:5 Los demás hechos de Joacim, y todo lo que hizo, ¿no
está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de
Judá?
24:6 Y durmió Joacim con sus padres, y reinó en su lugar
Joaquín su hijo.
24:7 Y nunca más el rey de Egipto salió de su tierra;
porque el rey de Babilonia le tomó todo lo que era suyo desde el
río de Egipto hasta el río Eufrates.
Joaquín y los nobles son llevados cautivos a Babilonia
(2 Cr. 36.9-10)
24:8 De dieciocho años era Joaquín cuando comenzó
a reinar, y reinó en Jerusalén tres meses. El nombre de su
madre fue Nehusta hija de Elnatán, de Jerusalén.
24:9 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, conforme a todas
las cosas que había hecho su padre.
24:10 En aquel tiempo subieron contra Jerusalén los siervos
de Nabucodonosor rey de Babilonia, y la ciudad fue sitiada.
24:11 Vino también Nabucodonosor rey de Babilonia contra la
ciudad, cuando sus siervos la tenían sitiada.
24:12 Entonces salió Joaquín rey de Judá al rey
de Babilonia, él y su madre, sus siervos, sus príncipes y
sus oficiales; y lo prendió el rey de Babilonia en el octavo año
de su reinado.
24:13 Y sacó de allí todos los tesoros de la casa de
Jehová, y los tesoros de la casa real, y rompió en pedazos
todos los utensilios de oro que había hecho Salomón rey de
Israel en la casa de Jehová, como Jehová había dicho.
24:14 Y llevó en cautiverio a toda Jerusalén, a todos
los príncipes, y a todos los hombres valientes, hasta diez mil cautivos,
y a todos los artesanos y herreros; no quedó nadie, excepto los
pobres del pueblo de la tierra.
24:15 Asimismo llevó cautivos a Babilonia a Joaquín,
a la madre del rey, a las mujeres del rey, a sus oficiales y a los poderosos
de la tierra; cautivos los llevó de Jerusalén a Babilonia.
24:16 A todos los hombres de guerra, que fueron siete mil, y a los
artesanos y herreros, que fueron mil, y a todos los valientes para hacer
la guerra, llevó cautivos el rey de Babilonia.
24:17 Y el rey de Babilonia puso por rey en lugar de Joaquín
a Matanías su tío, y le cambió el nombre por el de
Sedequías.
Reinado de Sedequías
(2 Cr. 36.11-16;
Jer.
52.1-3)
24:18 De veintiún años era Sedequías cuando comenzó
a reinar,
y reinó en Jerusalén once años. El nombre de su madre
fue Hamutal hija de Jeremías, de Libna.
24:19 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, conforme a todo
lo que había hecho Joacim.
24:20 Vino, pues, la ira de Jehová contra Jerusalén y
Judá, hasta que los echó de su presencia. Y Sedequías
se rebeló contra el rey de Babilonia.
Capítulo 25
Caída de Jerusalén
(Jer. 39.1-7; 52.3-11)

25:1 Aconteció a los nueve años de su reinado, en el mes
décimo, a los diez días del mes, que Nabucodonosor rey de
Babilonia vino con todo su ejército contra Jerusalén, y la
sitió, y levantó torres contra ella alrededor.
25:2 Y estuvo la ciudad sitiada hasta el año undécimo del rey Sedequías.
25:3 A los nueve días del cuarto mes prevaleció el hambre
en la ciudad, hasta que no hubo pan para el pueblo de la tierra.
25:4 Abierta ya una brecha en el muro de la ciudad,
huyeron de noche todos los hombres de guerra por el camino de la puerta
que estaba entre los dos muros, junto a los huertos del rey, estando los
caldeos alrededor de la ciudad; y el rey se fue por el camino del Arabá.
25:5 Y el ejército de los caldeos siguió al rey, y lo
apresó en las llanuras de Jericó, habiendo sido dispersado
todo su ejército.
25:6 Preso, pues, el rey, le trajeron al rey de Babilonia en Ribla,
y pronunciaron contra él sentencia.
25:7 Degollaron a los hijos de Sedequías en presencia suya,
y a Sedequías le sacaron los ojos, y atado con cadenas lo llevaron
a Babilonia.
Cautividad de Judá
(2 Cr. 36.17-21;
Jer.
39.8-10; 52.12-30)
25:8 En el mes quinto, a los siete días del mes, siendo el año
diecinueve de Nabucodonosor rey de Babilonia, vino a Jerusalén Nabuzaradán,
capitán de la guardia, siervo del rey de Babilonia.
25:9 Y quemó la casa de Jehová,
y la casa del rey, y todas las casas de Jerusalén; y todas las casas
de los príncipes quemó a fuego.
25:10 Y todo el ejército de los caldeos que estaba con el capitán
de la guardia, derribó los muros alrededor de Jerusalén.
25:11 Y a los del pueblo que habían quedado en la ciudad, a
los que se habían pasado al rey de Babilonia, y a los que habían
quedado de la gente común, los llevó cautivos Nabuzaradán,
capitán de la guardia.
25:12 Mas de los pobres de la tierra dejó Nabuzaradán,
capitán de la guardia, para que labrasen las viñas y la tierra.
25:13 Y quebraron los caldeos las columnas de bronce
que estaban en la casa de Jehová, y las basas, y el mar de bronce
que estaba en la casa de Jehová, y llevaron el bronce a Babilonia.
25:14 Llevaron también los calderos, las paletas, las despabiladeras,
los cucharones, y todos los utensilios de bronce con que ministraban;
25:15 incensarios, cuencos, los que de oro, en oro, y los que de plata,
en plata; todo lo llevó el capitán de la guardia.
25:16 Las dos columnas, un mar, y las basas que Salomón había
hecho para la casa de Jehová; no fue posible pesar todo esto.
25:17 La altura de una columna era de dieciocho codos,
y tenía encima un capitel de bronce; la altura del capitel era de
tres codos, y sobre el capitel había una red y granadas alrededor,
todo de bronce; e igual labor había en la otra columna con su red.
25:18 Tomó entonces el capitán de la guardia al primer
sacerdote Seraías, al segundo sacerdote Sofonías, y tres
guardas de la vajilla;
25:19 y de la ciudad tomó un oficial que tenía a su cargo
los hombres de guerra, y cinco varones de los consejeros del rey, que estaban
en la ciudad, el principal escriba del ejército, que llevaba el
registro de la gente del país, y sesenta varones del pueblo de la
tierra, que estaban en la ciudad.
25:20 Estos tomó Nabuzaradán, capitán de la guardia,
y los llevó a Ribla al rey de Babilonia.
25:21 Y el rey de Babilonia los hirió y mató en Ribla,
en tierra de Hamat. Así fue llevado cautivo Judá de sobre
su tierra.
El remanente huye a Egipto
25:22 Y al pueblo que Nabucodonosor rey de Babilonia dejó en
tierra de Judá, puso por gobernador a Gedalías hijo de Ahicam,
hijo de Safán.
25:23 Y oyendo todos los príncipes del ejército, ellos
y su gente, que el rey de Babilonia había puesto por gobernador
a Gedalías, vinieron a él en Mizpa; Ismael hijo de Netanías,
Johanán hijo de Carea, Seraías hijo de Tanhumet netofatita,
y Jaazanías hijo de un maacateo, ellos con los suyos.
25:24 Entonces Gedalías les hizo juramento a ellos y a los suyos,
y les dijo: No temáis de ser siervos de los caldeos; habitad en
la tierra, y servid al rey de Babilonia, y os irá bien.
25:25 Mas en el mes séptimo vino Ismael hijo de Netanías,
hijo de Elisama, de la estirpe real, y con él diez varones, e hirieron
a Gedalías, y murió; y también a los de Judá
y a los caldeos que estaban con él en Mizpa.
25:26 Y levantándose todo el pueblo, desde el menor hasta el
mayor, con los capitanes del ejército, se fueron a Egipto, por temor
de los caldeos.
Joaquín es libertado y recibe honores en Babilonia
(Jer. 52.31-34)
25:27 Aconteció a los treinta y siete años del cautiverio
de Joaquín rey de Judá, en el mes duodécimo, a los
veintisiete días del mes, que Evil-merodac rey de Babilonia, en
el primer año de su reinado, libertó a Joaquín rey
de Judá, sacándolo de la cárcel;
25:28 y le habló con benevolencia, y puso su trono más
alto que los tronos de los reyes que estaban con él en Babilonia.
25:29 Y le cambió los vestidos de prisionero, y comió
siempre delante de él todos los días de su vida.
25:30 Y diariamente le fue dada su comida de parte del rey, de continuo,
todos los días de su vida.
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