SALMO 40

La sobre escritura dice: Al músico principal. Salmo de David.

Sabemos entonces que el autor de este salmo es David. Pero no olvidemos que David fue inspirado por Dios para escribir este precioso salmo, esto significa que las palabras que David escribió, en el idioma original, fueron exactamente las palabras que Dios quiso escribir. Señalo esto, porque un análisis del contenido de este salmo nos mostrará que las palabras escritas por David, bien pudieron haber sido las palabras que Cristo pudo haber dirigido a su Padre antes de su muerte y resurrección.

Visto así, el salmo se divide en dos partes, la primera que va desde el versículo 1 hasta el versículo 10 en la cual vemos la victoria de Jesucristo sobre la muerte y la segunda parte que va desde el versículo 11 hasta el final del salmo en la cual vemos la oración de Jesucristo antes de su muerte.

Vayamos pues a la primera parte.

El salmo 40 versículo 1 dice lo siguiente: "Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor"

Jesucristo tenía puesta su esperanza en Jehová. Confiar en Jehová no significa que jamás vamos a tener momentos de angustia y sufrimiento. Jesús tuvo que enfrentar terribles momentos de sufrimiento y angustia en la cruz del Calvario. Pero siempre estaba en su mente que su Padre estaba en control de la situación y lo que tenía que sufrir era necesario para cumplir con el plan soberano de su Padre. Cuando se cumplió el propósito de Dios, Jesucristo fue liberado de su angustia y sufrimiento. Por eso dice el texto que Jehová se inclinó a él y oyó su clamor. Interesante que en la hora más trágica de su existencia, nuestro Señor Jesucristo estaba en callada oración a su Padre.

Si Ud. tiene su confianza en Dios, es posible que también tenga que pasar por momentos difíciles. Pero no se desanime. Persevere. Dios sabe lo que está haciendo. Aquello que ha venido a su vida es necesario y es bueno, aunque sea doloroso. Cuando se cumpla el propósito de Dios, Ud. será librado porque Dios se inclinará hacia Ud. y oirá su clamor. No se queje, no dude, no reniegue, solamente ore como hizo Jesús.

En los versículos siguientes encontramos la victoria que Dios le dio a su Hijo sobre la muerte.

Salmo 40: 2-3 dice así: "Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, y confiarán en Jehová"

Jehová oyó el clamor de Jesucristo y actuó en el momento oportuno. La muerte en la cruz, fue para Jesús como un poso de la desesperación con lodo cenagoso. Pero de eso fue librado cuando resucitó y como resultado, sus pies fueron puestos sobre la peña y sus pasos se hicieron firmes. Acto seguido, Jehová puso en la boca de Jesús un cántico nuevo, un cántico que expresaba alabanza a Jehová. Esto fue atestiguado por muchos y eso hizo que muchos teman y confíen en Jehová.

A lo mejor Ud. también ha sido arrastrado a su poso de desesperación, a su lodo cenagoso. Pero confíe en Dios. Clame a Dios y en el momento oportuno, Ud. también será librado como lo fue el Señor Jesucristo. Entonces Ud. podrá alabar a Dios con un cántico nuevo que Dios mismo se encargará de poner en su boca.

En los versículos siguientes encontramos a Jesucristo hablando sobre los beneficios de poner la confianza en Jehová.

Salmo 40: 4-5 dice así: "Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza, y no mira a los soberbios, ni a los que se desvían tras la mentira. Has aumentado, oh Jehová Dios mío, tus maravillas; y tus pensamientos para con nosotros, no es posible contarlos ante ti. Si yo anunciare y hablare de ellos, no pueden ser enumerados."

Vale la pena poner la confianza en Jehová y no en las cosas en las que confían los impíos y mentirosos. Los réditos son excelentes. Tienen que ver con experimentar las maravillas de Dios y con ser el objeto de los pensamientos de Dios. Esto último es grandioso. Imagine, por haber confiado en Jehová, Ud. se torna en una persona en quien constantemente piensa Jehová. Qué bien se siente uno cuando sabe que alguien le vive pensando. Bueno, mejor no podríamos sentirnos al saber que nada más y nada menos Jehová nos vive pensando. Es el beneficio de los que ponen su confianza en Jehová. Por eso somos bienaventurados.

En los versículos siguientes encontramos a Jesucristo manifestando su eterna disposición a obedecer a su Padre, al punto de morir en la cruz del Calvario.

Salmo 40: 6-8 dice así: "Sacrificio y ofrenda no te agrada; has abierto mis oídos, holocausto y expiación no has demandado. Entonces dije: He aquí vengo; en el rollo del libro está escrito de mí; el hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón."

Los sacrificios y la ofrendas tuvieron su valor, pero no fueron el ideal de Dios. Todo apuntaba a lo que Jesucristo iba a hacer en el mundo al morir en el Calvario. Jesucristo se presenta aquí como un siervo por amor. A eso se refiere la frase: Has abierto mis oídos. Por eso es que Jesucristo dice: El hacer tu voluntad me ha agradado y tu ley está en medio de mi corazón.

Nosotros también debemos ser siervos por amor. La obediencia a Dios no debe ser una obligación sino algo que nos agrada hacerlo, algo de corazón. Esto se consigue solamente cuando la ley de Jehová o la palabra de Dios satura nuestra mente.

En los versículos siguientes encontramos a Jesucristo testificando sobre la justicia de Dios.

Salmo 40: 9-10 dice así: "He anunciado justicia en grande congregación; he aquí no refrené mis labios, Jehová, tú lo sabes. No encubrí tu justicia dentro de mi corazón; he publicado tu fidelidad y tu salvación; no oculté tu misericordia y tu verdad en grande asamblea."

Jesucristo anunció públicamente su confianza en la justicia de Dios. Cuando Jesucristo murió muchos habrán pensado que Dios falló a Jesucristo, pero la resurrección es prueba de que Jehová no falló a Jesucristo. Dios jamás falla a los que en él confían.

En la segunda parte del salmo encontramos la oración que hizo Jesucristo mientras estaba en los dolores de la muerte.

Salmo 40:11-17 dice así: "Jehová, no retengas de mí tus misericordias; tu misericordia y tu verdad me guarden siempre. Porque me han rodeado males sin número; me han alcanzado mis maldades, y no puedo levantar la vista. Se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza, y mi corazón me falla. Quieras, oh Jehová; librarme; Jehová, apresúrate a socorrerme. Sean avergonzados y confundidos a una los que buscan mi vida para destruirla. Vuelvan atrás y avergüéncense los que mi mal desean; sean asolados en pago de su afrenta los que me dicen: ¡Ea, ea! Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan, y digan siempre los que aman tu salvación: Jehová sea enaltecido. Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mí. Mi ayuda y mi libertador eres tú, Dios mío, no te tardes"

Notamos la confianza de Jesucristo en la misericordia de su Padre. Con esta confianza era segura su liberación. Cuando dice que le han alcanzado sus maldades, no significa que Jesús tuviera pecado, sino que estaba llevando sobre sus hombros el pecado de todo el mundo. Jesús pide liberación. El dolor era espantoso y por eso pide que Dios apresure la liberación. Luego pone en la mano de Dios a sus detractores, para que sea Dios quien los juzgue y les de lo que merecen. Termina el salmo animando a todos los que confían en Jehová a alegrarse y a exaltar a Jehová. Dios no desecha a los suyos. Aunque Jesucristo estaba afligido y necesitado sabía que su Padre estaba pensando en él. Esto le daba el ánimo suficiente para pasar por los horrores de la muerte en la cruz.

Si Ud. está en medio de la prueba, ponga su confianza en Dios, clame con fervor por liberación y espere con paciencia la respuesta a su oración. Dios sabe lo que está haciendo con Ud,. porque Ud. ha confiado en él. Dios vive pensándole.