SALMO 34 (PRIMERA PARTE)

La sobre escritura de este salmo dice lo siguiente: Salmo de David, cuando mudó su semblante delante de Abimelec, y él lo echó, y se fue.

El autor del salmo es David y el trasfondo del salmo es un incidente relatado en 1 Samuel 21. En su huida de Saúl, David buscó refugio con un rey filisteo en Gat, el cual se llamaba Aquis o Abimelec. Una vez allí, David fue reconocido como un hombre valiente de Israel y esto trajo a David el temor de que el rey de Gat podría atentar contra su vida. Para salir del apuro, David fingió que estaba loco y escribía en las portadas de las puertas, es decir se dedicó al graffiti, como se llama hoy en día, y dejaba correr la saliva por su barba.

Aquis se tragó el cuento, como diríamos en la actualidad, y decidió que con los locos que ya tenía en su reino era más que suficiente y que por tanto David sería echado de sus dominios. David pues, salió, y ya no se hizo más el loco sino que se refugió en la cueva de Adulam. Esta historia real, aunque no aporta mucho a la buena imagen de David, sin embargo fue la forma como Dios protegió su vida y en gratitud, David escribió el salmo 34.

Salmo 34:1-3 dice: "Bendeciré a Jehová en todo tiempo; su alabanza estará de continuo en mi boca. En Jehová se gloriará mi alma; lo oirán los mansos, y se alegrarán. Engrandeced a Jehová conmigo, y exaltemos a una su nombre"

Este es el sentir de un hombre sinceramente agradecido. En su corazón había un solo deseo. Bendecir a Jehová en todo tiempo.

Bendecir significa hablar bien de alguien. El deseo del corazón de David era hablar bien de Dios en todo tiempo. Nosotros los creyentes hemos sido liberados de algo mucho más serio que lo que soportó David y por tanto, es nuestro deber hablar bien de Dios en todo tiempo. Esto es mucho más fácil decir que practicar. Es sencillo hablar bien de Dios cuando todo marcha bien, pero cuando las cosas se tornan difíciles, también se hace difícil hablar bien de Dios, pero recordemos la exhortación de este salmo: Bendeciré a Jehová en todo tiempo. Además, David quería que la alabanza esté de continuo en su boca. Fácil es alabar a Dios cuando las cosas están bien, pero cuando las cosas no salen bien, de nuestras bocas salen quejas en lugar de alabanza.

Pero David nos invita a que la alabanza esté de continuo en nuestra boca. Luego David se gloría en Jehová. La liberación no fue por la inteligencia de David, sino por la intervención de Dios. Por eso David da gloria a Dios por su liberación.

Su salvación no fue por sus méritos por eso, Ud. debe dar gloria a Dios en todo momento por su salvación.

Acto seguido, David contagia su fervor a otros. Los mansos o los humildes se alegrarán juntamente con David y así será un coro que engrandece y exalta a Jehová. Así como es posible contagiar el fervor por lo que Dios ha hecho en nosotros, es posible contagiar la amargura, o la tristeza que anida en nuestro corazón. Quiera Dios que Ud. sea como David, quien contagió a otros el fervor por lo que Dios hizo con él.

Luego de la alabanza, es necesario que David nos explique por qué es que está tan animado en la alabanza a Dios.

Los versículos 4 a 10 se encargan de eso.

Salmo 34:4-6 dice: "Busqué a Jehová, y él me oyó, y me libró de todos mis temores. Los que miraron a él fueron alumbrados, y sus rostros no fueron avergonzados. Este pobre clamó, y le oyó Jehová, y lo libró de todas sus angustias."

Este es el testimonio de salvación de David. David miró a Dios en su angustia, Dios le oyó y Dios le libró. Lo mismo puede pasar con cualquier persona que pone su mirada en Dios, por eso dice David que los que miraron a Jehová fueron alumbrados. Sus tinieblas se disiparon y ellos no fueron avergonzados o defraudados. En su pobreza, David clamó a Jehová y Jehová le oyó y le libró de todas sus angustias.

Si Ud. ha recibido a Cristo Jesús como su Salvador, Ud. ha sido librado de la condenación por el pecado y eso debe ser motivo más que suficiente para bendecir a Dios en todo tiempo.

Salmo 34:7 dice: "El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende"

Dios no solo libró a David de la situación difícil en la cual se encontraba, sino que le protegió con el ángel de Jehová que le rodeó para defenderle. David no podía estar más seguro en otro lugar. Por eso David bendice a Dios en todo tiempo. Lo mismo hace Dios con cada uno de los que somos suyos. Dios no solo nos salva sino que nos protege mientras estamos en este valle de lágrimas. Esto es suficiente motivo para bendecir a Dios en todo tiempo. Pero note que el ángel de Jehová no acampa alrededor de cualquier persona para defenderle, sino alrededor de los que temen a Dios. Si una persona ignora a Dios o persiste en hacer su propia voluntad haciendo caso omiso de la voluntad de Dios, entonces esta persona no puede disfrutar del ángel de Jehová acampando alrededor de ella para que la defienda.

Esto me trae a la mente el caso de un hermano en la fe que voluntariamente se expuso al fuego de la tentación pensando que el ángel de Jehová acampaba alrededor de él para defenderle. Este hermano sucumbió a la tentación y cayó en vergonzoso pecado. El ángel de Jehová no acampó alrededor de este hermano para defenderle porque este hermano no dio muestras de tener temor de Dios. Si Ud., amigo, desea que el ángel de Jehová acampe alrededor de Ud. para que le defienda, Ud. necesita temer a Dios, en el sentido de someterse a su voluntad.

Salmo 34: 8-10 dice: "Gustad, y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en él. Temed a Jehová, vosotros sus santos, pues nada falta a los que le temen. Los leoncillos necesitan, y tienen hambre; pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien."

David está invitando a sus lectores a probar a Dios, no en sentido de someterlo a prueba, sino en el sentido de saborearlo, de gustarlo. Lo que sucederá es que comprobarán que Jehová es como el más delicioso manjar al paladar. David comprobó que es bueno Jehová.

Por eso David llega a la conclusión que es dichoso el hombre que confía en Jehová. ¿Quiere ser Ud. un hombre dichoso? Entonces confíe en Jehová. Reciba a Cristo como su Salvador y dependa de Jehová en todos sus asuntos y Ud. hallará la senda a la felicidad, a la dicha.

Más adelante, David dice que es bueno temer a Jehová, porque los que temen a Jehová vivirán eternamente satisfechos, no tendrán falta de ningún bien dice David. Esto es interesante, amigo. La gente piensa que para estar satisfechos es necesario tener mucho dinero o muchas posesiones o mucho placer o mucho poder o mucha fama, etc., pero la satisfacción que dan estas cosas es muy pasajera y el costo es muy elevado. La verdadera satisfacción es resultado de conocer y hacer la voluntad de Dios, en definitiva de temer a Dios. Estos son los tres motivos que tenía David para bendecir a Dios en todo tiempo. Por la salvación, por la protección y por la satisfacción.

Los que somos de Dios por haber recibido a Cristo como nuestro Salvador, tenemos exactamente eso.

Por esto es indispensable que Ud. y yo hagamos como David, es decir que bendigamos a Dios en todo tiempo, que su alabanza esté de continuo en nuestra boca, que nos gloriemos en Jehová y que contagiemos a otros con nuestra adoración. Quiera Dios que Ud. pueda vivir esta verdad en la práctica.