SALMO 25

Abramos nuestra Biblia en el salmo 25. Según la sobre escritura de este salmo, el autor del mismo es David. El salmo está compuesto por 22 versículos que forman casi un acróstico. Digo casi, porque se ha omitido una letra del alfabeto hebreo y se ha utilizado otra letra dos veces. Recuerde que un acróstico es una composición poética en que las letras iniciales, medias o finales de los versos forman un vocablo, o una frase o como en este caso el alfabeto hebreo. Siendo así, es difícil encontrar un tema único en el salmo. En lugar de eso, parece que el salmo fuera un popurrí de hermosas oraciones y meditaciones sobre diversos asuntos, cuyo vínculo más importante es simplemente el orden alfabético. Hecha esta introducción vayamos a un rápido examen del contenido de este precioso salmo.

Dice así: "A ti, oh Jehová, levantaré mi alma. Dios mío en ti confío; no sea yo avergonzado, no se alegren de mí mis enemigos. Ciertamente ninguno de cuantos esperan en ti será confundido; serán avergonzados los que se rebelan sin causa".

El salmista pone su mirada en Jehová y reconoce que él es el único digno de confianza. Todo lo demás en el mundo es frágil y propenso al fracaso. Pero los que confiamos en Jehová no seremos avergonzados jamás y nuestros enemigos jamás nos tendrán dominados para siempre. Esta es una hermosa promesa. Si usted confía en cualquier cosa o persona que no sea Jehová, algún día será avergonzado y confundido, pero si Ud. confía en Jehová usted no será avergonzado jamás y jamás será confundido.

Donde dice: "Muéstrame, oh Jehová, tus caminos; enséñame tus sendas. Encamíname en tu verdad, y enséñame, porque tú eres el Dios de mi salvación; en ti he esperado todo el día"

Aquí tenemos al salmista como barro fresco poniéndose en las manos de un hábil alfarero. Se nota un profundo deseo por conocer y andar en los caminos de Dios, por aprender a vivir en dependencia y temor de Dios. Para el salmista no había nada mejor que encaminarse en la verdad de Dios y aprender de él porque él es el único en quien podemos hallar salvación.

Salmo 25: 6-7 dice: "Acuérdate, oh Jehová, de tus piedades y de tus misericordias, que son perpetuas. De los pecados de mi juventud, y de mis rebeliones, no te acuerdes; conforme a tu misericordia acuérdate de mí, por tu bondad, oh Jehová".

Por más bueno que el hombre procure ser, siempre tendrá sus faltas delante de Dios. El salmista reconoce esta triste realidad y apoyándose en las piedades y misericordias de Dios, que son perpetuas, pide que sus faltas sean perdonadas. Es muy obvio que David tenía plena conciencia de su propia pecaminosidad y de la santidad de Dios, y por eso busca con afán el perdón de Dios.

Salmo 25: 8-10 dice: "Bueno y recto es Jehová; por tanto, él enseñará a los pecadores el camino. Encaminará a los humildes por el juicio, y enseñará a los mansos su carrera. Todas las sendas de Jehová son misericordia y verdad, para los que guardan su pacto y sus testimonios".

David se deleita delante de la grandeza de Dios. Reconoce que Dios es bueno y recto. Para que el hombre pueda ser aceptado por Dios, el hombre necesita ser enseñado por Dios a ser bueno y recto. Esto se logra en Cristo, quien mediante su sacrificio en la cruz nos ha hecho buenos y rectos delante de Dios, porque Dios sabía que por nosotros mismos jamás podríamos ser los suficientemente buenos y lo suficientemente rectos para ser admitidos por Dios.

Salmo 25:11 dice: "Por amor de tu nombre, oh Jehová, perdonarás también mi pecado que es grande."

Al mirar la bondad y rectitud de Dios, David clama por perdón. Este perdón no es algo que David merecía, ninguno de nosotros merece ser perdonado. El perdón al pecador es algo que Dios hace por amor de su nombre, no por mérito del pecador.

Salmo 25: 12-13 dice: "¿Quién es el hombre que teme a Jehová? El le enseñará el camino que ha de escoger. Gozará él de bienestar, y su descendencia heredará la tierra."

Note lo que Dios ofrece a los le temen: Dirección, por permanecer siempre en el camino correcto. Bienestar, no necesariamente material sino principalmente emocional y espiritual y Posteridad, para que la descendencia herede la tierra. Vale la pena temer a Jehová.

Salmo 25:14 dice: "La comunión íntima de Jehová es con los que le temen, y a ellos hará conocer su pacto"

Este es uno de los versículos más hermosos de toda la Biblia. Dios no tiene comunión con cualquier ser humano. Para tener comunión con Dios es necesario recibir a Cristo como Salvador. Pero aún los que hemos recibido a Cristo como Salvador y que tenemos comunión con Dios, no siempre tenemos íntima comunión con él. La razón es muy sencilla y tiene que ver con el pecado que atesoramos en el corazón a pesar de ser creyentes. Pero los que temen a Jehová, es decir los que reconocen su pecado, lo confiesan y se apartan, tienen comunión íntima con Jehová. Yo quiero tener este tipo de comunión con Dios y para eso necesito someterme a todo lo que él me pida en su Palabra. ¿Cuál es el beneficio de los que tienen íntima comunión con Jehová? Dice el texto que Jehová les dará a conocer su pacto. Esto es grandioso. Por esa comunión íntima con Jehová, podemos conocer los secretos de Jehová. Así fueron hombres como Daniel el profeta, Juan, el apóstol y todos los demás a quienes Jehová dio a conocer su pacto. Le desafío a temer a Jehová para que Jehová tenga íntima comunión con usted y de esa manera conozca los secretos de Jehová.

Salmo 25: 15-21 dice: "Mis ojos están siempre hacia Jehová, porque él sacará mis pies de la red. Mírame y ten misericordia de mí, porque estoy solo y afligido. Las angustias de mi corazón se han aumentado; sácame de mis congojas. Mira mi aflicción y mi trabajo, y perdona todos mis pecados. Mira mis enemigos, cómo se han multiplicado, y con odio violento me aborrecen. Guarda mi alma, y líbrame; no sea yo avergonzado, porque en ti confié. Integridad y rectitud me guarden, porque en ti he esperado."

Bueno, David tenía lo suyo en cuanto a aflicción. Aquí lo tenemos amenazado por sus enemigos, solo, afligido, angustiado, acongojado, cansado, culpable, etc. ¿Se ha sentido usted alguna vez así como David? Probablemente sí. Pero note que David no se rindió ante la adversidad sino que hizo lo único que podía sacarle de este estado calamitoso. Dice el pasaje leído que David puso sus ojos hacia Jehová. El socorro para David no vino de personas o de dinero, o de poder o de la fama. El socorro de David vino de Jehová. David expresa su esperanza en Dios y ciertamente Dios respondió a sus expectativas. Si usted está como David, ponga su mirada hacia Jehová y ciertamente Jehová extenderá su mano hacia usted para librarle.

Salmo 25: 22 dice: "Redime, oh Dios, a Israel de todas sus angustias."

El sufrimiento no era solo de David sino de la nación toda y David está suplicando a Dios por una liberación de la angustia para el pueblo de Israel.

De esta manera termina este precioso salmo. Espero que el contenido del salmo haya incentivado su deseo para tener íntima comunión con Jehová y así estar informado de los secretos de Dios.